Mexico and the World
Vol. 8, No 1 (Winter 2003)
http://www.profmex.org/mexicoandtheworld/volume8/1winter03/epilogos_parte4.html
EPÍLOGO I: MÉXICO DESDE 1963 401
CUADRO 25. Votantes inscritos que votaron en favor del Partido Oficíal
(PRI) durante elecciones presidenciales 1952-1976
|
1952 |
1958 |
1964 |
1970 |
1976 |
Total inscrito |
4 924 293 |
10 440 465 |
13 589 594 |
21 654 217 |
25 913 215 |
Votos favor Partido Oficial |
2 713 419 |
6 769 754 |
8 262 393 a |
11 708 065 a |
15 466 098 |
Porciento |
55.1 |
64.8 |
60.8 |
54.1 |
59.7 |
a Excluye votos en favor candidato del partido oficial de parte de votantes que no pertenecen al partido oficial.
FUENTE: Las cantidades de inscripción y de los que tomaron parte en el voto de 1970 corresponden a la fuente en el cuadro 24. Los votos proceden de México, Cámara de Diputados, Diario de los Debates, septiembre 25. 1952 y septiembre 10, 1958; El Día, septiembre 9, 1964; y Fuente para 1976 en cuadro 2S cfr. Apéndice Z.
tiene que ganar con un porcentaje muy alto (86 por ciento en 1970) del voto válido, porque una baja ante el abstencionismo en el voto juntamente con el voto de oposición significaría gobernar con menos de la mayoría de los votantes inscritos.
Son varias las implicaciones de este análisis: Primeramente, si el partido oficial manipula las estadísticas del voto presidencial, lo tiene que hacer con ciertas restricciones importantes:
a. El total del porcentaje del voto válido deberá ser lo suficientemente alto para rendir una mayoría, tomando en cuenta los votos de oposición y las abstenciones.
b. El acto de anular votos cuando los resultados son reñidos solamente servirá para restarle creencia al partido oficial al aumentar la razón de los “votos efectivos en contra” del gobierno (abstenciones más los votos en favor de la oposición).
c. La manipulación del partido oficial en los niveles de participación en los estados contribuirá al problema de credibilidad, como contribuyen las victorias con porcentajes demasiado altos en los votos válidos.
d. El partido oficial podría contrarrestar sus porcentajes bajos de votos válidos (en donde la oposición ha sido organizada para supervisar las elecciones) manipulando los datos de la participación de los votantes hacia arriba en otras áreas (en donde la oposición no está bien organizada).
Por ejemplo, podríamos poner a prueba esta hipótesis examinando los
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datos de los estados en el cuadro 24. En donde la oposición al gobierno ha sido fuerte, podremos ver una tasa de participación más baja que el promedio nacional, como en el caso de Morelos hasta 1970 —un estado pequeño, cerca de la capital, en donde ha sido difícil ocultar la manipulación—, como contraste, en estados aislados como los ex territorios de Baja California Sur y Quintana Roo (ambos fueron admitidos como estados en 1975) el porcentaje de participación a menudo ha llegado al 99 por ciento o más, el más alto de la nación en 5 de los 7 años electorales presentados.
Un atento observador, R. B. Service, ha escrito sobre los datos electorales mexicanos de 1970 lo siguiente:
Dejando a un lado las irregularidades especificas denunciadas, existen otros motivos por los cuales podemos poner en tela de duda la exactitud de los datos electorales. Por ejemplo, ¿cómo es posible que en una enorme y variada metrópoli como la dudad de México, el PAN pudiera ganar el 32.8 por ciento de todo el voto de la diputación federal, pero que en ninguno de los 24 distritos excediera del 37.8 por ciento, o que en lo peor no bajara a menos del 27.8 por dentó? No cabe duda de que las artimañas en delinear los distritos electorales tienen mucho que ver en los resultados, pero hay que tomar en cuenta que los distritos no se han redefinido en por lo menos nueve anos. El PRI sabe en qué distritos es más débil su posición, y se presume que es allí donde asigna más recursos en proporción.
Los reglamentos liberalizados para el voto que permiten que los votantes por convenienda, puedan votar en otros distritos que no sean los propios, fueron aprobados justamente antes de las elecdones, y esto pudo habarle dado al PRI la oportunidad de llevar votos de un lado a otro. El recuento (o no recuento) de votos anulados, o en favor de un candidato no inscrito, y de votos personales en favor de Echeverría, produjeron otras anomalías. En tanto que la anulación de votos era de esperar que ocurriera en áreas rurales debido a la alta propordón de votantes analfabetos que incurrirían en errores que dieran motivos de anuladón, el hecho es que el mayor número de anulaciones tuvo lugar en las dudades. Los estados de Oaxaca y Tabasco, plazas fuertes del PRI, no informaron de ninguna anuladón de votos, ¡ni en las elecciones presidenciales ni en las de diputadosl Y en cuanto a las dudades, es de sorprender que en Tijuana haya habido más de dos mil votos anulados en la elección presidendal (nueve mil en la elección federal para diputados), pero que no hubiera habido un solo voto anulado en Mexicali, dudad que aproximadamente tiene el mismo tamano y el mismo grado de descontento contra el PRI que Tijuana.99
99 R. B. Service, “The 1970 Federal Election [in México]”, “Airgram from Amembassy México City to U.S. Department of State”, julio 31, 1970.
EPILOGO I: MÉXICO DESDE 1963 403
Haciendo uso de los datos en mi Índice de Pobreza para 1960, R. B. Service continúa demostrando que en la elección presidencial de 1970 Echeverría ganó con 90.2 por ciento del voto válido en los 10 estados que tienen los índices de pobreza más altos, comparado con el 78.2 por ciento en los 10 estados con índice de pobreza más bajos. En cuanto a los votos del PAN, Service hace ver que los 10 estados de mayor pobreza le dieron a Efraín González Morfín solamente el 6.3 por ciento de sus votos, comparado con el 21.3 que recibió de los 10 estados con menor pobreza.100 Además, Service agrega que 10 estados con el menor número de habitantes católicos (con base en índices de intensidad pastoral de la Iglesia correspondiente a 64 diócesis en México) votaron como sigue: en favor de Echeverría, 90.2 por ciento; en favor de González Morfín, 9.2 por ciento. Los totales que acusan los estados con el mayor número de católicos eran: en favor de Echeverría, 84.5 por ciento; en favor de González Morfín, 15.4 por ciento.101
Entonces, en la contextura de un potencial electoral mixto, ¿qué rumbo es el que ha escogido seguir el partido oficial? Los intentos de Echeverría por rectificar su reputación de ser “un hombre estricto” en contra de los estudiantes, así como sus intentos de rectificar los excesos legales perpetrados en contra de la izquierda durante anteriores administraciones, no hay duda que tuvieron como resultado el rechazo del delito de Disolución Social en 1970 después de la elección presidencial.102 Y
100 Los 10 estados de mayor pobreza en 1960 eran (en orden ascendente): Oaxaca, Guerrero, Chiapas. Hidalgo, Querétaro, Puebla, Zacatecas, San Luis Potosí, Tlaxcala, Tabasco. Los 10 estados de menor pobreza en 1960 eran (en orden descendente): tí Distrito Federal, Baja California Norte, Nuevo León, Coahuila, Sonora, Tamaulipas. Chihuahua, Aguascalientes, Campeche, Morelos. Los 10 estados con el mayor número de católicos en 1970 eran (en orden descendente): el Distrito Federal, Guanajuato, Aguascalientes, Querétaro, Morelos, Jalisco, Michoacán, Colima, México, Tlaxcala. Los 10 estados con el menor número de católicos eran (en orden ascendente): Campeche, Chihuahua, Tabasco, Chiapas, Durango, Tamaulipas, Baja California Norte, Sinaloa, Coahuila y Oaxaca.
101 Para antecedentes de la Ley de 1941, véase Evelyn P. Stevens, “Legality and Extra-Legality in México”, Journal of Inter-American Studies and World Affairs 12:1 (1970) 62-75.
102 A David Alfaro Siqueiros se le liberó en 1964 después de una estancia de 4 años, de una condena de 8. Recibió el perdón del presidente López Mateos (según lo permite el artículo sobre Disolución Social), como reconocimiento a “la calidad de [su] obra artística”, y su obra “La marcha de la humanidad”, que fue puesta en exhibición en diciembre de 1971 en el Castillo de Chapultepec, fue visitada por los más altos funcionarios de México. Siqueiros murió el 6 de enero de 1974, a la edad de 77 años. Entre otros de los casos: Demetrio Vallejo fue liberado el 29 de julio de 1970, después de haber estado preso 11.3 años por haber tomado parte en las huelgas ferrocarrileras de 1958-1959; a Valentín Campa se le liberó en la misma fecha después de haber permanecido en la cárcel 10.1 años.
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para 1970 no sólo había sido liberada la mayor parte de los presos politicos que tomaron parte en las huelgas de 1958-1959 contra el gobierno,103 sino que también fue liberada la mayor parte de los estudiantes encarcelados durante las protestas de 1968.104 Y a pesar de estas actitudes, como hemos observado, Echeverría seguía contrariado por no haber logrado ganar el apoyo que él deseaba de la extrema izquierda intelectual al no socializar toda la propiedad. También le agotaron la paciencia los industriales particulares del país cuando éstos siguieron criticándole por
haber sido la persona más responsable de haber conducido a México a la crisis económica de los setentas. En represalia, Echeverría atacó abiertamente a ese grupo, tildándolo de estar guiado por “fascistas”,105 tal vez debido a que sin una oposición en contra del partido oficial en la elección presidencial de 1976, creía que ellos únicamente podrían ser desalojados de cualquier posición ventajosa en las discusiones dentro del gobierno, toda vez que el PAN había optado por no entrar en la contienda electoral presidencial.
Esta nueva intensidad en los términos de un lenguaje presidencial acalorado pudo ser provocada por el intento de Echeverría de poner un alto a la oposición violenta al dejar en libertad a la prensa mexicana para que criticara libremente al gobierno, lo que a menudo no dejó de importunarlo con las críticas dirigidas a su persona. El partido oficial ya no echaría de sus puestos de gobierno a los intelectuales de la universidad, subsidiada por el gobierno, simplemente por criticar la política presidencial; más bien, los acontecimientos de 1968 hicieron ver a los líderes de gobierno que era preferible pagar bien a los profesores y a su vez que el gobierno patrocinara las publicaciones de cualquier tema que
103 Nueva violencia ocurrió el 10 de junio de 1971 cuando una “policía particular”, o vigilantes del ala derecha, conocidos como “Halcones” atacaron una manifestación pacífica de estudiantes (que pedían la liberación de los últimos estudiantes encarcelados en 1968), con el resultado de que murieron entre 10 y 50 estudiantes quedaron heridos más de 100, y hubo 30 “desapareados”. Echeverría ordenó que se hicieran las investigaciones del caso, lo que tuvo como resultado la renuncia del regente de la ciudad de México (Alfonso Martínez Domínguez) y la del jefe de la policía (Rogelio Flores Curiel). Véanse dos artículos en Los Angeles Times del 20 de junio de 1971. Esta dase de problemas ha fortalecido el papel de los militares; véase Martín C. Needler, “Problems in the Evaluation of the Mexican Political System”, en Wilkie, Meyer y Wilkie (eds.), cap. 18. En cuanto al papel de los militares, véase David F. Ronfeldt, “The Mexican Army and Political Order Since 1940”, en ibid.,
cap. 17.
104 Los Angeles Times, abril 3 de 1976.
105 Véase Armando Vargas, “The Coup at Excelsior”, Columbia Journalism Review, sept./oct. 1976, pp. 45-48.
EPILOGO I: MÉXICO DESDE 1963 405
escribiesen (incluyendo críticas) para que de esa manera se mantuvieran ocupados con sus trabajos académicos, así como mantener ocupados a los impresores que de otra manera tendrían tiempo para dedicarse a la publicación de “literatura subversiva”.
Si el sistema político mexicano ha de sobrevivir como lo ha hecho con la crítica recién abierta, y con más acceso a la prensa de parte de los grupos de oposición, ¿por qué se ha puesto tan nervioso el partido oficial ante la oposición política organizada? “La crisis de la Revolución”, vaticinada desde hace tanto tiempo, no ha causado la derrota del partido ofícial, ni ha hecho que su autoridad desmerezca a tal grado que se pierda el mito del control social, aunque éste ha sido identificado a intervalos de decenios, entre otros por Jesús Silva Herzog y Daniel Cosío Villegas (en los cuarentas), Pablo González Casanova y José R. Colín (los cincuentas), Raymond Vernon y José Luis Ceceña (los sesentas), Octavio Paz y Kenneth F. Johnson (los setentas).106 ¿Fueron estas crisis simplemente invenciones de la imaginación intelectual? ¿Han incluido éstas otras crisis de menor cuantía que simplemente se han ido acumulando con o sin una resolución? O, ¿involucran esas crisis el procedimiento por medio del cual los críticos identifican tendencias como la del exceso de corrupción que habrá que ser corregida por el partido oficial si éste tiene la intención de continuar justificando su “jefatura permanente?”
Si la corrupción política se ha identificado como básica en el sistema político mexicano, y a menudo como una falla histórica característica, como en las obras de Fuentes,107 un investigador ha sugerido que en rea-
106 Los autores, hasta fines de los cincuentas, se estudian en Ross (ed.), ¿Ha muerto la revolución mexicana? Para los sesentas, véase Raymond Vernon, The Dilemma of Mexico's Development, y José Luis Ceceña, El capital monopolista y la economía de México (México, Cuadernos Americanos, 1963). Para los setentas, véase Paz, Posdata; y Kenneth F. Johnson, Mexican Democracy: A Critical View (Bostón: Allyn
and Bacon, 1971). Sobre autores véase también en Política, semanario que se publicó en la ciudad de México entre 1960 y 1968; y libros de Alonso Aguilar M., publicados en la ciudad de México por la Editorial Nuestro Tiempo: México: riqueza y miseria (con Fernando Carmona, 1969), El milagro mexicano (con Fernando Carmona, Guillermo Montano, Jorge Camón, 1970); y La burguesía, la oligarquía y elEstado (con Jorge Carrión, 1972).
107 En opinión de Fuentes, las fallas son más bien resultado de la tradición y la costumbre que de la personalidad; véanse sus obras La región más transparente (México: FCE, 1958) y La muerte de Artemio Cruz (México: FCE, 1962). Para una visión revisionista de la interpretación psicológica de las investigaciones mexicanas, véase Calman J. Cohén, “Beyond the Phatological Approach to Mexican Family History:
Research: A Study of Authority Relations in Family and Policy”, en Wilkie, Meyer and Wilkie (eds.), Contemporary México, capítulo 20.
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lidad la corrupción es moderada por medio de controles burocráticos. Martín H. Greenberg ha escrito, refiriéndose a la Secretaría de Recursos Hidráulicos, que es el oficial mayor el individuo que, en representación del partido oficial, vigila las operaciones técnicas de parte del sistema político para asegurarse de que la corrupción, en materia de tiempo y dinero, se mantenga dentro del límite de tolerancia del pueblo mexicano.108 Otros nos dan una perspectiva muy diferente, en la cual se redefine la corrupción en términos de “impuestos de usuarios”, en la que se obtienen suplementos a los sueldos de gobierno (que tradicionalmente son bajos), impuestos que no se les cobran al público en general sino que son pagados por aquellos que tienen necesidad de hacer uso de algún servicio de una de las agencias de gobierno en particular. Y así vemos que tanto la corrupción como la violencia se han institucionalizado en la vida mexicana.
Y, tomando en cuenta los siglos de Violencia en México, en su mayor parte rural, según lo describe Orlando Ortiz,109 tal vez necesitemos hacernos la pregunta ¿Por qué esperó la violencia hasta el año de 1968 para introducirse en todo su apogeo en la ciudad de México? Pero es precisámente con la crisis violenta con la que el gobierno ha demostrado que se puede enfrentar. Y también el enfoque en el tema de una “gran crisis final” pudo pasar por alto el hecho de que el gobierno tiene que enfrentarse a cientos de crisis menores que abarcan todos los aspectos de la vida, así para buscar armonía entre los deseos y necesidades de grupos diferentes que puedan no estar dispuestos a entrar en tratos.
Tanto en los Estados Unidos como en la Europa Occidental opinan que la democracia en México ha fracasado, pero en los países del sur de la frontera de México se tiene una opinión muy diferente, ya que los 10 países de América del Sur, con excepción de 2, han permanecido, o bien han caído bajo la dictadura militar, constituyendo las excepciones Venezuela y Colombia.110 Y en efecto, México, bajo su partido oficial, goza
108 Bureaucracy ana Development: A Mexican Case Study (Lexington, Mass.: Heath Lexington, 1970). En cuanto a la Compañía Nacional de Subsistencias Populares, véase Merilee S. Grindle, Bureaucracy and Public Policy in México (Berkeley: University of California Press, 1977).
109 Orlando Ortiz (ed.), La violencia en México [1300-1968] (México, Editorial Díógenes, 1971). Con objeto de evitar la violencia pública y privada, para mediados de 1972 el gobierno de México promulgó una severa ley para el control de armas, la que permitía que los civiles portaran solamente una pistola de menor calibre, quedando todas las demás armas al servicio del ejército y la policía. Todas las armas de fuego deberán entregarse o quedar registradas. Véase Los Angeles Times de junio 9, 1972.
110 Y habrá que tomar en cuenta que Colombia se encuentra frecuentemente en estado de sitio.
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de la tradición de extender amparo político a los exiliados y/o guerrilleros vencidos de toda la América Latina, ganando con eso no solamente aplausos por se actitud humanitaria, sino contradiciendo a los críticos nacionales e internacionales del gobierno de México que ven a este gobierno como a un régimen represivo. Y aun en Chile, país que hasta 1973 parecía haber escapado de la dictadura militar, el terror y la tortura, se tiene ahora aprecio por el procedimiento político desarrollado en México.
Es posible que la opinión que se tiene en la América del Sur haya sido expresada de la mejor manera por Francisco Julião, líder de la Liga del Nordeste del Brasil, exiliado en México. La siguiente entrevista fue efectuada en la ciudad de México y en Cuemavaca en 1967:
James W. Wilkie: Un día, cuando no estábamos grabando la entrevista, me dijo usted que si hubiera habido un PRI en el Brasil, para usted no habría habido problemas allí [que no habría habido la necesidad o la posibilidad de que los militares se apoderasen del poder en 1964], porque al PRI le ha sido dable trabajar con muchos sectores con los cuales lograr un cambio social.
Francisco Julião: El PRI, o el Partido Revolucionario de México, es el fruto de la revolución que principió en 1910, y que continúa después de haber forjado la Constitución de 1917. En rigor, la Revolución Mexicana no ha terminado; dio un paso bastante avanzado con Lázaro Cárdenas, pero todavía hay la necesidad de dar otros pasos definitivos, pasos radicales pero más profundos o integrales, como se acostumbra decir en México cuando se habla de la Reforma Agraria. De esta manera surgió el PRI, que a mi modo de ver es un instrumento inteligente utilizado por la burguesía más inteligente de la América Latina, es decir, la mexicana. Para que los países de la América Latina, y me refiero a los grandes de Sudamérica como Brasil, Argentina y Chile, llegaran a tener un partido como el que dirige actualmente a México, habrían de haber tenido antes una revolución popular...
Por eso, confieso sinceramente que si yo fuera mexicano y marxista, estaría precisamente militando en el PRI, porque aquí éste es el único partido de masas, partido que está en condiciones de movilizar a los campesinos y aun fomentar el movimiento sindical (también de controlar los sindicatos y de entrar en un entendimiento con la dase empresarial) y de trabajar con las universidades; en suma, el PRI es un partido que a pesar de todos sus defectos, de todas sus deficiencias, tiene aspectos admirables, por eso repito que si yo fuera mexicano y marxista, estaría en el PRI, porque me parece que ese partido lleva las condiciones para ir integrando cada vez más al pueblo mexicano e ir realizando transformaciones profundas y serias en sus instituciones, completando las aspiraciones de hombres
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como Zapata, Villa, Obregón y otros que lucharon para hacer de México un país independiente, libre y autónomo.
Wilkie: Pero aquí en México hay muchos marxistas que aseveran que México necesita otra revolución; que el PRI erró el sendero... Hay quienes aseguran que la Revolución está muerta desde 1940 y que la burguesía ha fabricado una estructura capitalista para la explotación de las masas. Me parece que a este respecto tiene usted una opinión diferente, carácterística de la América del Sur.
Julião: No estoy hablando como mexicano sino como brasileño... que ahora procura pensar como latinoamericano, no en términos del Brasil. Asi pienso y asi he defendido mi punto de vista cuando se ha presentada la oportunidad, como ocurre frecuentemente en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde trabajo como investigador... Estoy hablando también como marxista, expresando el pensamiento de un hombre que compara la realidad mexicana con la realidad latinoamericana. México, repito, merece exención precisamente por haber efectuado una revolución profunda, violentísima y popular, y a base de esa revolución se crearon instituciones que están todavía vigentes... [En cuanto a] un partido como el PRI, que distribuye tierras, que nacionaliza empresas, que habla en un lenguaje como no lo habla ningún partido político de oposición al gobierno en el poder en la América Latina... quisiera agregar que si un jefe de Estado en Brasil hiciese un discurso como por ejemplo el que acaba de hacer el presidente Díaz Ordaz,111 se le consideraría como a un individuo totalmente subversivo, un hombre peligroso para las instituciones...
Wilkie: ¿Cree usted que Miguel Alemán, quien representa el a la derechista del PRI, ha dañado a la revolución?...
Julião: Yo preferiría decir que el problema no debe ser considerado según determinado presidente, sea Alemán, Cárdenas o Díaz Ordaz. Entiendo que el problema debe considerarse por lo que atañe a México, al pueblo mexicano, a la estructura que creó el propio pueblo mexicano para desenvolverse y progresar. En esas condiciones, hablar acerca y dentro de todo un procedimiento que está en pleno desarrollo no constituye para mí lo esencial sino lo accidental...
Wilkie: Al parecer, para usted una revolución constituye un largo proceso, con muchas facetas... A muchos de los observadores norteamericanos no les parece la idea de una revolución a largo plazo, limitando el significado de revolución como tal al periodo de la violencia.
Julião: En realidad, hacer una revolución como esa no es esencial. Hay necesidad de hacer una revolución, luego habrá que consolidarla y conver-
111 Tercer Informe de Gobierno”, El Día, septiembre 2, 1967.
EPILOGO I: MÉXICO DESDE 1963 409
tirla en un éxito satisfaciendo las aspiraciones que la misma revolución se comprometió a satisfacer... Y ése es un proceso largo, porque una revolución no termina en el momento en que se desaloja del poder a un gobierno para instalar a otro. La revolución principia precisamente ahí, porque es entonces cuando se va a emprender el proceso capaz de lograr la consolidación, de ofrecer una base y de institucionalizar esa revolución. Así es que cuando hablamos de un proceso largo, queremos decir que... el proceso lento de consolidación de esa revolución requiere verdadera tenacidad, equidad, persistencia, dignidad, y me parece que ese procedimiento está en desarrollo en muchos países donde se hicieron revoluciones radicales. La revolución cubana no está terminada, así como tampoco lo está la revolución rusa, ni la china, ni la mexicana. Esta última pasiblemente llegue a sufrir convulsiones sísmicas, sobre todo porque no realizo una revolución radical sino popular. Pero como regla general, yo creo que es necesario institucionalizar todo aquello que es fundamental, y dentro de esa institucionalización aquello que fue realmente el ideario, el objetivo, el alcance que la revolución pretendía cuando se convocó al pueblo para que se levantara en armas...
Wilkie: Para Trotsky, la revolución permanente consistía en seguirla hasta que las masas ganaran el poder. Para usted, la revolución institucional o permanente parece ser otra cosa... ¿Cómo distingue usted la revolución permanente de Trotsky y la revolución institucional de México?
Julião: Cuando Trotsky hablaba de una revolución permanente creo que hablaba en términos de revolución mundial, de transformar a las sociedades capitalistas y feudales en sociedades socialistas. Cuando yo hablo de revolución institucionalizada, me refiero a aquellas revoluciones que ya han triunfado y que han instalado en el poder a fuerzas que están en condición de efectuar transformaciones radicales, transformaciones profundas dentro de la estructura política, económica y social de un país...
Wilkie/: La Revolución Mexicana ya lleva 57 años desde que principió. ¿Podrá continuar indefinidamente, o llegará algún día a su fin? No obstante que la ideología de gobierno sobre el desarrollo ha variado de etapa a etapa el gobierno continúa justificando sus programas como revolución para las masas, diciendo: “No poseemos otra ideología que no sea la de mejorar al país; el gobierno se ha comprometidoa mejorar el estado de la nación, y esto justifica un gobierno sin interrupción”.
Julião: El hecho es que el gobierno en sus informes presidenciales y en sus declaraciones a través de la prensa asegura que tiene muchas tareas que cumplir, que la Revolución no está terminada sino que está en proceso de ejecución. Y el hecho de que el gobierno sienta la necesidad de tener que decir esas cosas en sus informes significa... que el gobierno no está tratando de engañar al pueblo, y tampoco está ofreciendo ilusio-
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nes... Lo que México está efectuando está muy por encima de aquello que vemos en otros países de la América Latina, países que llegan a decir que están en proceso revolucionario, como Venezuela, Colombia, Brasil. Argentina, cuando sabemos que están en proceso de estancamiento, cada vez más dominados por las fuerzas de la opresión reaccionaria, fuerzas interesadas en que el pueblo no se libere.
México merece esta justificación, no por el hecho de que me encuentre exiliado en México sino porque se trata de una realidad histórica —la historia no necesita en absoluto de mi testimonio como exiliado, sino simplemente como constancia de un latinoamericano, que diría lo mismo de encontrarse en Chile, o si estuviese en Brasil o en cualquier otra parte del mundo.112
Los acontecimientos de 1968 acaso modificaran las declaraciones de Juliao si las hiciera hoy día después de haber vivido en México durante 10 años desde su llegada en 1966. Sin embargo, queda el hecho de que en comparación con las dictaduras brutales de muchos países de la Amérca Latina, México ha ido lejos.
Con base en su reputación adquirida en América Latina por haber institucionalizado la Revolución con éxito, el gobierno de México ha tratado de asumir el liderato de esa región, así como el del llamado Tercer Mundo. Y para lanzar su propia candidatura como Secretario General de las Naciones Unidas, puesto que ha sido codiciado desde hace mucho tiempo por líderes mexicanos, el presidente Echeverría podría lograrlo aprovechando la reputación de México, y a su vez tratar de ganarse la simpatía de los izquierdistas en el extranjero —lo que no ha logrado el partido oficial en México mismo— haciendo mención de su “Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados”, presentada en 1972 y aceptada por las Naciones Unidas en 1974.113
Sin embargo, en los planes internacionales de Echeverría no se puso atención a los detalles. Por ejemplo, cuando Echeverría exigió que la España franquista fuese expulsada de las Naciones Unidas por haber ejecutado a dos miembros de las guerrillas, declarados culpables de haber asesinado a un guardia civil, el Presidente perdió el apoyo de las dictaduras del Tercer Mundo que vieron en esa acción un precedente de peligrosa intervención en asuntos nacionales, intervención que podría comprometer a sus propios regímenes.114 También en la cuestión de la
112 James W. Wilkie y Edna Monzón de Wilkie, entrevistas de Historia Oral con Francisco Julião, México, D. F. y Cuernavaca, agosto 15-septiembre 19, 1967. El extracto proviene de la transcripción editada con fecha 17 de septiembre de 1967.
113 En cuanto al texto, véase Comercio Exterior y Suplemento, diciembre de 1974.
114 Stanley Meisler, “Echeverría Drops Drive for Top U. N. Job”. Los Angeles Times, octubre 22, 1975.
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soberanía nacional, la Doctrina Estrada (1930) de no Intervención quedó comprometida, porque ésta constituye lo fundamental de la política exterior de México. Además la decisión de Echeverría de apoyar la propuesta árabe en las Naciones Unidas tildando al sionismo de “racista” le costó cara a México, cuando los hoteles y agencias de viajes tuvieron 30 mil cancelaciones de turistas judíos norteamericanos en una sola semana.115 El envío de Miguel Alemán (jefe del Consejo Nacional del Turismo) a Estados Unidos, y el de Emilio O. Rabasa (secretario de Relaciones Exteriores) a Israel con objeto de aclarar y dar una disculpa por “cualquier equívoco” en cuanto al voto de México, no dio de pronto el resultado deseado de disipar las sospechas de ese sector importante del turismo, del que tanto depende México para evitar que la balanza de pagos se siga deteriorando.
Habiendo sufrido una derrota debida a detalles pasados por alto en su planificación internacional en gran escala, Echeverría podría albergar aún la esperanza de éxito de la idea mexicano-venezolana de fundar un nuevo Sistema Económico para la América Latina (SELA) ,116 pero aquí el avance rápido queda limitado por las maquinaciones lentas de los congresos burocráticos, tan ineficientes y plagados de faccionalismo como la Organización de Estados Americanos, a la cual remplazaría el SELA, no sólo en lo político sino en lo económico, y sin la dominación de los Estados Unidos. En vista de que las esperanzas se van desvaneciendo con organismos ya establecidos —como la Asociación Latino Americana de Libre Comercio (1960), el Mercado Común Centroamericano (1960), y el Pacto Andino (1968)— los observadores de afuera no ven con mucho entusiasmo las perspectivas del SELA.
Y si en verdad la independencia política y económica de México puede depender de su habilidad de romper con los lazos íntimos que lo unen a los Estados Unidos, los intentos por forjar nuevas normas de comercio requerirán mucho más tiempo del que se puede obtener durante un periodo presidencial. Y como el cuadro 26 lo muestra, las exportaciones de México a los Estados Unidos han tendido a quedarse en cerca del 60 por ciento desde los cincuentas, cuando descendieron del 80 por ciento de los cuarentas. Las importaciones de artículos norteamericanos a Mé-
115 Los Angeles Times, noviembre 29 de 1975; y de acuerdo con líderes judíos norteamericanos, quienes fueron invitados para ir a México a conferenciar con Echeverria, éste les explicó por qué México había votado contra el sionismo como tema del Tercer Mundo, lo que constituía un intento para alentar a Israel a que entrara en pláticas con los árabes, y que no se trataba de un voto para condenar al sionismo como racista; véase Stanley Meisler, “México Trying to Mollify U. S. Jews in Boycott”, ibid., diciembre 17, 1975.
116 En cuanto al SELA, véase Mexican Newsletter, agosto 81, 1975.
412 EPÍLOGOS
xico permanecieron hasta en el 70 por ciento durante los cincuentas, pero desde entonces no han bajado a menos del 60 por ciento, a pesar de las campañas por diversificar el comercio y lograr un aumento de las exportaciones sobre las importaciones. Y en efecto, la balanza de pagos en bienes y servicios intercambiados con todos los países (demostrado en el cuadro 27) ha ido de mal en peor, con los déficit doblándose, y 1uego cuadruplicándose desde el déficit de 1967, que hasta entonces era la cifra más alta apuntada. Y aunque el comercio para 1970 había bajado a cerca del 10 por ciento del Producto Interno Bruto, de más del 20 por ciento en los cincuentas, para 1974 aumentó de nuevo a cerca del 14 por ciento, según podrá verse en el cuadro 28.
A pesar de que algunos mexicanos se han preocupado en particular por la "dependencia" del turismo y de la industria de exportación, podemos solamente preguntarnos: ¿Qué le pasaría a la economía mexiccana y consecuentemente a los ingresos y egresos del gobierno en pro de las
CUADRO 26. Exportaciones de México a Estados Unidos e Importaciones
de Estados Unidos a México, 1915-1975
(En porcentaje)
Año |
Exportación |
Importación |
1915a |
77 |
51 |
1920 b |
83 |
68 |
1925 |
76 |
70 |
1930 |
58 |
68 |
1935 |
63 |
65 |
1940 |
89 |
79 |
1945 |
84 |
83 |
1950 |
86 |
84 |
1955 |
60 |
80 |
1960 |
62 |
72 |
1965 |
56 |
66 |
1970 |
59 |
63 |
1975 |
60 |
62 |
a 1912-1913.
b 1921.
FUENTE: Wilkie, Statistics and National Policy, 287, exceptuando 1975, del Banco de México, Indicadores Económicos, febrero 1976, 41.
EPÍLOGO I: MÉXICO DESDE 1963 413
CUADRO 27. Ingreso bruto de México procedente del turismo y
exportaciones, y balance neto sobre bienes y servicios, 1939-1974
(en millones de dólares)
A. Serie 1939-1950
Año |
I
Gastos de todo el turismo extranjero en Méxicoa |
II Mercancías
Total exportaciones y subtotales selectos
Totalb |
II Mercancías
Total exportaciones y subtotales selectos
Agriculturac |
II Mercancías
Total exportaciones y subtotales selectos
Fabril |
II Mercancías
Total exportaciones y subtotales selectos
Petróleo y minería |
III
Ingresos industrias fronterizasd |
IV
Balance neto de bienes y serviciose |
1939 |
48.7 |
123.5 |
30.5 |
6.9 |
80.6 |
… |
39.4 |
1940 |
50.3 |
124.6 |
27.0 |
8.0 |
84.9 |
… |
22.6 |
1941 |
62.8 |
119.6 |
40.4 |
14.9 |
57.4 |
… |
-28.9 |
1942 |
59.2 |
146.4 |
50.9 |
22.9 |
62.2 |
… |
12.3 |
1943 |
73.0 |
228.8 |
79.4 |
50.4 |
63.5 |
… |
109.8 |
1944 |
86.0 |
209.2 |
85.4 |
59.3 |
51.1 |
… |
32.7 |
1945 |
110.7 |
248.2 |
83.9 |
93.2 |
55.1 |
… |
22.1 |
1946 |
151.6 |
293.9 |
113.1 |
102.7 |
58.8 |
… |
-160.0 |
1947 |
147.3 |
379.5 |
173.1 |
79.5 |
114.6 |
… |
-147.0 |
1948 |
194.6 |
427.3 |
164.2 |
85.1 |
160.4 |
… |
-49.6 |
1949 |
186.4 |
380.3 |
180.0 |
54.1 |
123.2 |
… |
72.5 |
1950 |
232.8 |
438.4 |
223.6 |
44.7 |
144.5 |
… |
58.7 |
B. Serie 1950-1974
Año |
I
Gastos de todo el turismo extranjero en Méxicoa |
II Mercancías
Total exportaciones y subtotales selectos
Totalb |
II Mercancías
Total exportaciones y subtotales selectos
Agriculturac |
II Mercancías
Total exportaciones y subtotales selectos
Fabril |
II Mercancías
Total exportaciones y subtotales selectos
Petróleo y minería |
III
Ingresos industrias fronterizasd |
IV
Balance neto de bienes y serviciose |
1950 |
232.8 |
493.4 |
231.4 |
33.3 |
147.2 |
… |
58.7 |
1951 |
259.2 |
591.6 |
265.9 |
48.7 |
185.7 |
… |
-165.5 |
1952 |
278.0 |
625.3 |
291.8 |
40.8 |
205.8 |
… |
-69.7 |
1953 |
310.6 |
559.1 |
286.3 |
40.9 |
161.7 |
… |
-114.8 |
1954 |
332.4 |
615.8 |
318.1 |
46.0 |
189.3 |
… |
-32.6 |
1955 |
379.8 |
738.6 |
375.0 |
57.7 |
219.4 |
… |
34.9 |
1956 |
411.5 |
807.2 |
402.6 |
60.2 |
256.9 |
… |
-93.9 |
1957 |
442.1 |
706.1 |
311.8 |
72.7 |
218.5 |
… |
-263.7 |
414 EPÍLOGOS
CUADRO 27. [Conclusión]
|
I |
II |
II |
II |
II |
III |
IV |
1958 |
449.7 |
709.1 |
322.1 |
82.2 |
159.0 |
… |
-241.9 |
1959 |
499.1 |
723.0 |
323.0 |
86.2 |
160.8 |
… |
-130.5 |
1960 |
521.3 |
738.7 |
307.5 |
134.8 |
157.6 |
… |
-300.5 |
1961 |
556.7 |
803.5 |
282.7 |
169.0 |
167.2 |
… |
-195.3 |
1962 |
585.3 |
899.5 |
348.1 |
149.1 |
170.9 |
… |
-120.2 |
1963 |
656.5 |
935.9 |
313.6 |
190.8 |
174.5 |
… |
-170.0 |
1964 |
703.9 |
1002.5 |
387.6 |
200.9 |
182.4 |
… |
-351.9 |
1965 |
774.4 |
1113.9 |
475.8 |
191.0 |
185.0 |
… |
-314.4 |
1966 |
875.0 |
1162.8 |
483.2 |
237.8 |
195.9 |
… |
-296.1 |
1967 |
962.7 |
1103.8 |
452.0 |
312.9 |
207.3 |
… |
-506.3 |
1968 |
1145.4 |
1180.7 |
442.9 |
365.1 |
218.8 |
… |
-632.2 |
1969 |
1289.0 |
1385.0 |
500.5 |
484.2 |
229.4 |
… |
-472.7 |
1970 |
1293.9 |
1281.3 |
422.0 |
443.9 |
216.2 |
80.9 |
-945.9 |
1971 |
1427.9 |
1363.4 |
429.6 |
544.9 |
187.9 |
101.9 |
-726.4 |
1972 |
1679.0 |
1665.3 |
509.7 |
677.0 |
201.9 |
164.7 |
-761.5 |
1973 |
1995.3 |
2070.5 |
625.2 |
952.5 |
207.1 |
277.6 |
-1175.4 |
1974 |
2893.0 |
2850.0 |
580.7 |
1434.3 |
465.0 |
415.2 |
-2558.1 |
a Incluye transacciones fronterizas, y desde 1970 pasajes internacionales.
b Excluye gastos de turismo en I.
c Exduye ganado y pescado.
d Valor agregado insumos nacionales incorporados a la categoría II.
e I, II y III sumadas no equivalen a la categoría IV, la cual excluye estaño y “otras categorías”.
FUENTE: A: Raúl Ortiz Mena, Víctor L. Urquidi, A. Waterson, y J. H. Haralz, El desarrollo económico de México y su capacidad para absorber capital del exterior (México, Nacional Financiera, 1953), Tablas 130 y 133 sobre exportaciones; y NAFIN, La economía mexicana en cifras, 1972, 365-367, 386-387, B: idem. 365-369,386- 387 y Banco de México, Indicadores Económicos, marzo 1975, 42-45; dic. 1975; 38; y feb. 1976, 38, 48.50.
necesidades nacionales sin las entradas del turismo? Las entradas del turismo han seguido creciendo sin importar el receso mundial de mediados de los setentas. Los datos del cuadro 27 muestran que los ingresos de México correspondientes al turismo sobrepasaron cada subtotal de las entradas de México procedentes de las exportaciones de mercancías despues de 1944, exceptuando los años de 1947 y 1952. Los ingresos del país correspondientes a las exportaciones fabriles llegaron a su mayor importancia en los subtotales de mercancías de 1970, habiendo sido sobrepasadas previamente las exportaciones de minerales por las de agricultura para ocupar el primer puesto en 1943. Desde otro punto de vista, el gran au-
EPÍLOGO I: MÉXICO DESDE 1963 415
CUADRO 28. Gastos de turistas norteamericanos en México como parte
de valores de exportación e importación, y parte del
Producto Interno Bruto Mexicano
Año |
A
Gastos viajeros EUA en México |
Millones de dólares Exportaciones de mercanciasa
B
Total |
Millones de dólares Exportaciones de mercanciasa
C
Subtotal agrícola |
D
Toadas las importacionesb |
Porciento
A/B |
Porciento
A/C |
Porciento
A/D |
Ec
Comercio Ext./PBI |
1929 |
36 |
285 |
29 |
184 |
13 |
124 |
20 |
22.9 |
1937 |
44 |
211 |
40 |
175 |
21 |
110 |
25 |
23.3 |
1947 |
140 |
380 |
179 |
719 |
37 |
78 |
19 |
18.0 |
1950 |
172 |
438 |
243 |
597 |
39 |
71 |
29 |
20.9 |
1955 |
255 |
739 |
375 |
1173 |
35 |
68 |
22 |
21.3 |
1960 |
383 |
739 |
307 |
1672 |
52 |
125 |
23 |
14.6 |
1965 |
540 |
1114 |
476 |
2304 |
48 |
113 |
23 |
13.0 |
1970 |
778 |
1281 |
422 |
3881 |
61 |
184 |
20 |
10.8 |
1974 |
1214 |
2850 |
581 |
8901 |
43 |
209 |
14 |
13.7 |
a Excluye ingresos debidos al turismo norteamericano.
b Incluye egresos turistas mexicanos en el exterior,
c Exportaciones más importaciones divididas por PIB.
FUENTE: Para A, United States Bureau of the Census, Statistical Abstract of the United States, 1968, 210, y 1975, 219. Para B, C, y D, Wilkie, Statistics ana National Policy, 272; Anuario Estadístico, 1938 y 1940; Raúl Ortiz Mena, Víctor L. Urquidi, A. Waterson, y J. H. Haralz, El desarrollo económico de México y su capacidad para absorber capital del exterior. Tablas 128 y 130; Banco de México, Indicadores Eco-
nómicos, marzo 1975, 42, y feb. 1976, 88 y 48; y NAFIN, La economía mexicana en cifras, 1972, 386. Para E, Apéndice M; Mario Gutiérrez Requenes, Producto Bruto Interno y series básicas, 1895-1967 (Documento interno del Banco de México, enero de 1969), 114-115; y Banco de México, Informe, 1974. 49 y 53.
mento en el turismo, de 691 mil en 1960, a cerca de dos millones en 1970, y a 3.3 millones en 1974, significa que el México atractivo y tan buscado antes por los turistas, acaso corra peligro simplemente por el número tan grande de extranjeros que llegan, si es que por el hecho de haberse duplicado el número de vehículos motorizados mexicanos entre 1960 y 1970 no había cambiado ya para siempre el panorama del país.
Sea cual fuere nuestro punto de vista, los argumentos a estas alturas parecen ser prematuros en cuanto a si aún se puede contar con que la
416 EPÍLOGOS
CUADRO 29. Industrialización en la frontera mexicana:
fábricas, empleos, y salarios, 1970-1974
|
Núm. de fábricas
1970a |
Núm. de fábricas
1974b |
Núm de empleados
1970 |
Núm de empleados
1974 |
Salarios anualesc
(Miles de pesos)
1970 |
Salarios anualesc
(Miles de pesos)
1974 |
En toda la república |
… |
474 |
… |
75 614 |
… |
1 109 462 |
En todos los municipios fronterizos |
120 |
449 |
20 327 |
70 738 |
325 492 |
1 035 633 |
Matamoros |
23 |
45 |
2 656 |
8 964 |
31 948 |
116 983 |
Nuevo Laredo |
17 |
17 |
3 472 |
5 516 |
55 185 |
82 490 |
Piedras Negras |
5 |
15 |
1 240 |
3 094 |
12 648 |
35 215 |
Juárez |
22 |
89 |
3 165 |
17 484 |
64 659 |
266 680 |
Nogales |
5 |
48 |
1 202 |
8 517 |
24 756 |
133 604 |
Mexicali |
22 |
71 |
5 002 |
8 714 |
81 369 |
141 624 |
Tijuana |
16 |
101 |
2 190 |
10 024 |
34 172 |
163 774 |
Todos los demás |
10 |
63 |
1 491 |
8 425 |
20 755 |
95 263 |
a Número en registro.
b Número en operación.
c Exduye beneficios de ribete.
FUENTE: Óscar J. Martínez, Border Boom Town: Ciudad Juárez since 1848 (Austin: University of Texas Press, 1978), 133.
mayor industria de México para atraer divisas extranjeras -el turismo- crezca lo bastante para el mantenimiento de la economía de México, y no se diga pueda sobreponerse a los obstáculos que habrá que ir salvando en pos del próximo desarrollo.117 Y la proporción del asombroso crecimiento de los ingresos logrados mediante el turismo, presentado en el cuadro 27, sugiere que aun cuando una parte de los ingresos del turismo saldrá del país como ganancias de los extranjeros que administran hoteles en México, la investigación necesaria probablemente revelaría que el grueso de estas entradas se queda en salarios, construcción, servicios y transportes internos. El cuadro 28 también muestra que la importancia porcentual
117 El turismo tuvo una bonanza en los cincuentas, a pesar de los intentos de las líneas aéreas mexicanas por “sabotearlo”; véase Lyle C. Brown y James W. Wilkie, “Recent United States-Mexican Relations: Problems Old and New”, en John Braeman, Robert H. Bremner y David Brody (eds.): Twentieth-Century American Foreign Policy (Columbus: Ohio State University Press, 1971), pp. 378-419.
EPÍLOGO I: MÉXICO DESDE 1963 417
del turismo norteamericano ha bajado desde los sesentas comparada con el factor comercial.
Y no obstante que el desarrollo que principió en 1970 con la industria de exportación y de propiedad norteamericana establecida del lado de la frontera mexicana, ha sido criticado por los sindicatos tanto de México como de los Estados Unidos, por ejemplo, no hay duda de que la mayoría de las 474 fábricas, con cerca de 76 mil empleos y con más de mil millones de pesos en salarios (véase el cuadro 29) no representa empleos perdidos para los Estados Unidos, sino un traslado de empleos del Sudeste de Asia a México (con fletes menos costosos a los mercados en los Estados Unidos, México puede competir con las exportaciones asiáticas a pesar de tener una escala de salarios más alta) .118 De cualquier manera, los críticos de esta industria fronteriza que raras veces han examinado los complejos
118 De acuerdo con Óscar J. Martínez, la iniciación del Programa de Industrialización Fronteriza (PIF) en 1965, condujo al establecimiento de plantas meUizas del lado mexicano (o maquiladoras) a lo largo de la frontera que trabajan paralelamente a las fábricas americanas. Van desde unas pocas docenas de mujeres que trabajan en garajes convertidos en factorías pegando botones y cierres a ropa americana, hasta fábricas grandes y modernas que fabrican aparatos electrónicos, como la de la RCA en Ciudad Juárez. Las partes manufacturadas y los metales no preciosos son enviados al lado mexicano sin pagar derechos, y devueltos a los Estado» Unidos sin pagar impuestos de importación, exceptuando un 10 por dentó sobre el aumento en valor de los artículos. México autoriza a extranjeros a que establezcan fábricas de propiedad 100 por ciento americanas, o bien subsidiarias mexicanas. México ha quedado beneficiado con las revisiones de las tarifas norteamericanas que han permitido
a los fabricantes americanos dedicarse a operaciones fabriles con base en el extranjero. Sin embargo, para 1975 México constituía el 37 por ciento del mercado norteamericano que incluye artículos ensamblados en d extranjero. Esto colocó a México a la cabeza de los países en desarrollo que se dedican a esta actividad, por encima de centros de mano de obra barata como Taiwán (que tiene el 29 % del mercado norteamericano) y Hong Kong (18 %). La PIF tuvo su origen en el deseo del gobierno de México de aliviar el grave desempleo ocasionado en la frontera por la
disminución, y a la postre la terminación, del Programa de Braceros. Las esperanzas de los braceros se fueron perdiendo poco a poco a principios de los sesentas, cuando les fue cada vez más difícil la entrada en los Estados Unidos por las crecientes restricciones, resultado de presiones de parte de los sindicatos norteamericanos. En consecuencia, miles y miles de trabajadores fueron desplazados; y muchos de ellos acompañados por sus familias, a menudo caminaban sin rumbo por las calles de las ciudades fronterizas. En 1961, La Crónica, un semanario de Ciudad Juárez, calculó que cerca de 20 mil jefes de familias estaban sin empleo. Tres afios después, la situación se agravó cuando los acuerdos de contratación de trabajadores con los Estados Unidos finalmente llegaron a su fin. A estas alturas México prindpió a anundar la mano de obra barata y las ventajas que existían en la frontera, con la esperanza de inducir a firmas norteamericanas a establecer fábricas en esa región. Y él resultado fue positivo, en la reacdón norteamericana de inaugurar el programa de maquiladoras. Véase Óscar Martínez, Border Boom Town: Ciudad Juárez since 1848 (Austín: University of Texas Press, 1978), 131-132.
418 EPÍLOGOS
asuntos en cuestión, debieran leer el revelador estudio de Óscar J. Martínez en Border Boom Town: Ciudad Juárez since 1848,119 obra de la cual se ha sacado el cuadro 29. Y con respecto al estudio de Martínez, yo solamente agregaré que aquellos que no tolerarían este eslabón con los Estados Unidos, de “bonanza y de crisis”, que a menudo parece estar reflejado en la economía mexicana, en cambio parecerían tolerar la continua depresión cotidiana en la que viven miles de mexicanos que han acudido en masa a la frontera en busca de una oportunidad. Y como el profesor Martínez lo ha demostrado, la fortuna de los pueblos fronterizos parece estar íntimamente ligada a cierta inevitabilidad -buena o mala- de que la política del gobierno puede hacer muy poco al respecto.
Mi objetivo no es argumentar en pro de una política en particular; más bien, trato de hacer un cálculo a largo plazo de los cambios y sus resultados en el correr del tiempo. Y al hacerlo, solamente prmcipiaremos por preguntamos cuáles son todos los factores que tienen que ver con la política del desarrollo nacional de México: por ejemplo, ¿en qué forma afectará la nueva Ley de Población (1974) el vigor con el cual un factor como el turismo norteamericano ha contribuido al crecimiento privado y consecuentemente al pago de tributos que entran en las arcas nacionales?120 Y un factor todavía más importante lo tenemos en el hecho de que México y los Estados Unidos tienen una frontera común fácil de cruzar, y nos guste o no nos guste, la mano de obra corre hacia el Norte, a quitar empleos a ciudadanos norteamericanos, cuando en otra época la mano de obra corría a la inversa, en detrimento de trabajadores mexicanos. (¿Tratarán los Estados Unidos de implantar ahora la antigua política mexicana de hacer reservaciones estrictas en cuanto a “empleos nacionales para los nacionales”? El gobierno norteamericano se encuentra preocupado por la influencia del problema de la inmigración de México aunque no por el significado de México como uno de los socios más importantes, tomando en cuenta que en ninguna época México ha llegado a absorber más del 5 por ciento de las exportaciones e importaciones de los Estados Unidos.)
En cuanto a la migración, México se enfrenta a otro problema: el de
119 Ibid.
120 ¿Dañará al turismo la nueva Ley General de Población? La ley fue redactada, entre otros motivos, para introducir programas de “planeación familiar” (véase Turner, dtado en la nota 22) y reducir la estancia de los turistas a solamente 3 meses, de seis que se les permitía antes, por ejemplo, con el objeto de obligar a los 105 mil ciudadanos de los Estados Unidos que residen en México a que saquen cédulas
de residentes. (Véase U. S. News and World Report, junio 30, 1975, p. 49.)
EPILOGO I: MÉXICO DESDE 1963 419
la migración interna hacia las grandes urbes, y en especial hacia la ciudad de México, factor que involucra la centralización geográfica de la vida económica, social y política del país. Los funcionarios mexicanos han tenido sus dilemas en cuanto al significado de tal movimiento espontáneo del pueblo, .dilema intensificado por algunos intelectuales de México, quienes han tergiversado los hechos. Unos han pintado la vida rural (con su comunión íntima y pacífica con la naturaleza y sus valores limpios) como un ideal, en contraste con la ciudad (con sus condiciones artificiales de hormigón, arrabales, competencia en el amontonamiento, y corrupción) sin contar, desde luego, con que estos intelectuales no abandonarían la vida citadina para volverse al campo, como han estado diciendo a la población que lo haga. Y en la misma forma, los novelistas mexicanos han descrito la vida del bracero en la migración internacional como la de ir del cielo al infierno.121
Influidos por tales expresiones, algunos funcionarios han tratado de poner un alto a la corriente de migración interna hacia la ciudad de México, sin comprender que la población rural tiene pocas oportunidades de escoger entre la variedad de empleos o de diversiones, ya no se diga expansión social y educativa, y poder gozar de un sitio de retiro personal. Y como se sugiere en una investigación reciente,122 si dentistas, abogados y sacerdotes no quieren vivir en zonas rurales aisladas de las amenidades de la vida moderna, no tenemos por qué sorprendemos de que tanta gente del campo desee no solamente ir en busca de las mismas amenidades, sino también de servicios médicos, legales y religiosos, como los que se tienen en mucho mayor abundancia en la vida urbana. La implicación aquí estriba en que, si el gobierno mexicano desea mantener al país geográficamente descentralizado, deberá invertir fondos para hacer que la vida campesina sea más abierta y atractiva, tanto en las diversiones como en el trabajo —lo que inevitablemente requiere una larga lista de inversiones no previstas hasta ahora.
Los motivos que atraen al inmigrante a la ciudad también han sido mal entendidos por algunos funcionarios, quienes se inclinan a creer que la persona que emigra quiere beneficios sociales inmediatos y una redis-
121 En cuanto a The Bracero Experience: Elitelore Versus Folklore, véase María Herrera-Sobek (Los Ángeles: UCLA. Latin American Cerner Publicatíons, University of California, 1978).
122 En cuanto a “México City as a Magnet for Mexico's Economically Active Population”, véase mi estudio Statistics and National Policy, capítulo II. Originalmente, la obra fue publicada en castellano como La ciudad de México como imán de la población económicamente activo, en Bernardo Garda et. al. (eds.), Historia y sociedad en el mundo de habla española; homenaje a José Miranda (México, El Colegio de México, 1970. pp. 879-395).
420 EPÍLOGOS
tribución de los ingresos. Sin embargo, una reciente investigación nos revela que existe una gran brecha entre los deseos del que emigra y entre lo que quienes interpretan su pensamiento han creído que desea, tal vez porque la investigación académica de la vida en las comunidades en México ha solido ser muy limitada.
Si México se ha convertido en el laboratorio mundial escogido por los investigadores para el estudio de la vida en comunidades, es significativo que haya habido una tendencia a concentrar esos estudios en pequeños pueblos rurales. Desde 1922 se han publicado más de ochenta estudios, sobre las comunidades mexicanas por investigadores (en su mayor parte norteamericanos) interesados en la vida de la población rural. Para principios de los setentas, el estudio de la vida nacional se encontraba desequilibrado en favor de las áreas rurales pobres, y esto en un país que ha experimentado un cambio rápido hacia la urbanización durante el siglo xx. La obra de Óscar Lewis, Los hijos de Sánchez (1961), excelente historia impresionista de la vida popular en la ciudad de México, se destacó como excepción y fue criticada por haber examinado empíricamente las actitudes y el estilo de vida de una muestra representativa de la gente pobre de la capital.
Era obvio que para 1960 había llegado la hora de hacer tal estudia empírico cuando la capital de México, con el 14 por ciento del total de la población del país, era tan importante para la República mexicana en riqueza, empleos, oportunidades, política y potencial social, como lo eran
las doce ciudades más grandes de los Estados Unidos en conjunto para su país.'No obstante, para 1960 casi todos los estudios de comunidades enfocaban las regiones del Golfo, el Sur y la mesa central, cuando todas juntas no se aproximaban al predominio de la ciudad de México en las siguientes categorías: el 52 por ciento de todas las actividades de comercio y de servicios; el 37 por ciento de todos los gastos de la industria; el 27 por ciento de todos los desembolsos para el transporte y gasolina; y el 52 por ciento de los desembolsos del gobierno. También hay que tomar en cuenta que para 1970 la capital tenía un nivel de pobreza más bajo, acusando el 6.4 por ciento en mi Índice de Pobreza comparado con un promedio del 32.4 por ciento para todas las regiones del Golfo, el Sur, y la mesa central.
Con la publicación en 1975 de un estudio de la vida en comunidades de la ciudad de México,123 Wayne A. Comelius ha demostrado con su censo (1970) de 4239 viviendas en áreas de inmigrantes pobres de la ciudad de México (áreas que representaron más del 43 por ciento del
123 Pólitics and the Migrant Poor in México City (Stanford: Stanford University Press, 1975).
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crecimiento de la capital durante la década de 1960), que la imagen de los deseos y aspiraciones populares ha sido tergiversada por mitos.
¿Cómo alcanzó Comelius su meta de describir a los pobres de la “comunidad” de la ciudad de México? Dándose cuenta de que su estudio de la metrópoli de México con más de ocho millones de habitantes no podía quedar completo dentro de los límites de un solo libro (y menos dentro de los de un proyecto de investigación); escogió seis barrios o comunidades que reflejaran distintas zonas de aprendizaje político, localizadas en la periferia de la capital, comunidades compuestas por inmigrantes pobres que en grandes números habían llegado a la ciudad de México con la esperanza de una vida mejor. Y así podemos decir que, en tanto que el mayor número de “estudios de comunidades” de México se han hecho investigando grupos de personas que se quedaron en los pueblos, Comelius ha examinado las comunidades compuestas por gente que abandonó el México rural.124 (El concepto de comunidad puede tener límites de espacio y/o puede incluir grupos que no estén circunscritos espacialmente y que comparten las mismas experiencias y cultura. Por un lado, los residentes de la ciudad de México comparten la experiencia no enfocada de vivir y estar gobernados por la unidad metropolitana en que residen; por otro lado, Comelius hace ver la diversidad dentro de la ciudad de México, de acuerdo con las respuestas en cuanto a la política, en seis barrios delimitados espacialmente, en los que se encuentra el enfoque de los intereses de la comunidad.)
Habiendo seleccionado entre los diversos grupos de población pobre de la ciudad de México, Comelius efectuó un censo por muestreo, concentrándose en las viviendas de tres terrenos ocupados ilegalmente en niveles diferentes de desarrollo (la Colonia Nueva, en el sur de la ciudad de México, una colonia periférica y la Colonia Militar, ambas en los límites occidentales); y también en una subdivisión donde la gente percibe salarios bajos (Texcoco, al oriente) y en dos clases diferentes de comunidades iniciadas por el gobierno (la colonia Esfuerzo Propio, al oriente de la ciudad, y la colonia Unidad Popular, al sudeste). El censo de Cornelius se llevó a cabo con la mira de llegar a comprender, no cómo “la ciudad” o “la vida de la ciudad” afectan el comportamiento y las actitudes políticas entre los “ejemplos representativos” de los inmigrantes pobres de la ciudad de México, sino la manera en que ciertos tipos de viviendas urbanas con diferentes grupos de características y experiencias históricas afectan las actividades políticas y el comportamiento de esa gente.
124 Cfr. Carlos B. Gil, “Mascota: A Mexican World Left Behind” (Los Ángeles: Tesis para el doctorado en historia, University of California, 1975.
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Al poner en duda las ideas establecidas sobre cómo piensan y qué desean los pobres de las áreas metropolitanas,125 información que hasta ahora en gran parte no ha sido comprobada y sin embargo ha sido aceptada como “correcta” por varios planificadores del gobierno, o por omniscientes observadores intelectuales, la investigación de Cornelius sugiere que el sistema gubernamental de México parece “funcionar” de ciertas maneras que hasta ahora los investigadores han llegado a comprender bien, con lo cual se demuestra la fuerza del partido oficial. Por ejemplo, según Cornelius, el Partido Revolucionario Institucional tiene el mérito de ofrecer oportunidades (merecidas o no), porque el gobierno es sensible a la iniciativa local de una manera que la planificación a largo plazo no podría lograr, y así tenemos que el pragmatismo del PRI podrá enfrentarse a exigencias cambiantes, siempre que surjan nuevas normas de migración.
De estar Cornelius en lo cierto, entonces el partido oficial de México está exagerando en su respuesta a las actuales exigencias de algunos intelectuales por un cambio, cambio con base en una teoría contraria a las aspiraciones populares. De acuerdo con los datos de Cornelius, al “pueblo” le preocupa no tanto la distribución de los ingresos sino la disponibilidad de empleos y las oportunidades económicas. Y si eso es cierto, la teoría actual que circula en el ala centro-izquierda del partido oficial podría ser contraproducente al asegurar que el crecimiento económico de México tendrá que frenarse, o pararse del todo, con objeto de alentar un cambio social.
En uno de los argumentos de Cornelius, concerniente a la posible sobrecarga del sistema político mexicano por las exigencias populares va implícita la idea de que el partido oficial está ante un dilema: puede ser incapaz de cumplir con las promesas hechas en apoyo de su propio mito sobre la Revolución; aunque éste fuera el caso, yo haría una pequena adecuación de lo que se trata: la “Revolución Institucionalizada” se halla ante un dilema que abarca el “imperativo de las promesas”. El dilema surge, no porque el gobierno sea incapaz de mantenerse al nivel de las demandas que van en aumento (que, después de todo, ofrecen disculpas para la necesidad de tener que cobrar más impuestos y tener que aumentar la burocracia), sino porque las promesas tal vez sean anticuadas, tales como aquella de que México tiene la obligación de dar tierras a los campesinos aunque se lleguen a crear predios demasiado pequeños y antieconómicos. La mayoría de los funcionarios mexicanos
125 Sobre las ideas de los élite, especialmente en cuanto a los puntos de vista rural y urbanos, véase mi obra sobre la teoría del Elitelore (Los Ángeles: UCLA Latin American Center Publications, University of California, 1973).
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saben ahora que realizar la reforma agraria de la manera tradicional ya no es una buena prueba de ser un “verdadero revolucionario”, pero poco es lo que los funcionarios pueden hacer a ese respecto debido al gran apoyo popular con que cuenta el mito, porque el tema verdadero, de una pugna entre el desarrollo urbano y el rural se pierde en un sistema político que todavía no está dispuesto a admitir su orientación urbana, relativamente nueva.
Uno de los valores de la investigación de Comelius está en que no solamente reta. al concento actual acerca de la distribución de los ingresos, sino que nos da un sumario agregado de conceptos populares126 relacionados con la creación de distintas comunidades, de intereses dentro de la ciudad de México. A este respecto, los datos presentados aquí apoyan los conceptos de Óscar Lewis sobre la “urbanización sin desorganización social”, poniendo así en tela de duda el tipo de alienación popular que con insistencia han subrayado los críticos, nacionales y extranjeros, del sistema político mexicano.127
Quizá la mayor ironía del desarrollo de México bajo la tutela del partido oficial sea que justamente cuando el rápido crecimiento económico aumentó las aspiraciones de las masas a una movilidad social y la posibilidad de llegar a participar en las normas de consumo de la dase media, la política del gobierno, a partir de 1971, dejara de hacer hincapié en el apoyo que el gobierno daba a ese mismo crecimiento económico, y cambiara a la redistribución de los ingresos.128 Y esto pese a que en 1970, un 65 por dentó de los emigrantes estudiados por Comelius declararon que la mayor satisfacción que les daba la dudad de México, comparada con las de su pueblo de origen, consistía en que les ofrecía “más oportunidades” de conseguir empleo y trabajo más constante. Además, del 50 al 70 por ciento y más de los entrevistados en 1970 creían que ellos o sus hijos, de alguna manera subirían en la escala social; el 40 por ciento ya había experimentado mejoras en sus ingresos o en su situación laboral desde su llegada a la ciudad de México. Asimismo, el
126 En cuanto a la teoría de “popularlore”, véase Apéndice B en Ibid.
127 Sobre la estabilidad social en la urbanización mexicana, véase Óscar Lewis, “Urbanization without Sodal Breakdown; A Case Study”, Scientific Monthly 75:1 (1952), 81-41; y Wayne A. Cornelius, “Urbanization as an Agent in Lado América Instability: The Case of México”, American Political Science Review 63 (1971), 833-857.
128 Esto hace recordar él caso conocido en México, en que los estudiantes universitarios se apoderan y queman los autobuses para proteger a las masas de un alza excesiva en el pasaje, no importando que las masas tengan que ir entonces a pie al trabajo.
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63 % había adquirido tierras, y el 78 % se había hecho dueño de algún aparato grande de utilidad casera, o de un vehículo motorizado.129 Por estas razones, Comelius pudo dar el siguiente informe:
Solamente el 29 % de los inmigrantes entrevistados en la investigación de las comunidades en 1970 creían que era muy difícil o imposible subir de un nivel inferior a otro superior de la escala social... no es de sorprender que las aspiraciones de los inmigrantes para sus hijos sean bastante altas..., más del 94'% de ellos creían que la vida de sus hijos sería mejor o mucho mejor que la propia..., tres cuartas partes citaban “más educación” como motivo de sus esperanzas. Más de la mitad de los inmigrantes deseaban que sus hijos obtuvieran una educación universitaria, y el 60 por dentó expresaron que les sería económicamente posible llegar a dar a sus hijos .dicha educación... Suponían que las probabilidades de acceso de sus hijos a puestos de mayor categoría eran grandes. Al preguntarles, “¿A qué clase de trabajo quisiera usted que su hijo mayor se dedicara?”, el 56% mencionó una ocupación profesional o semiprofesional; y un 22% deseó que sus hijos fueran obreros calificados. El 59% expresó el deseo de que sus hijos se dedicaran al tipo de ocupación que los padres preferían, y una proporción igual opinó que sus hijos llegarían a pertenecer a la dase media.130
En pocas palabras, tomando en cuenta estas altas aspiraciones, el partido oficial debiera pensarlo mejor, antes de ponerles un límite, si deses permanecer en el poder. Y si alguien patentara una fórmula para llegar a generar el descontento entre las clases baja y media, la ecuación podría ser la siguiente:
crecimiento económico + empleos + productos + servicios = aumento de aspiraciones — receso económico — empleos — productos — servicios == descontento.
Como corolario a la ironía de la política gubernamental de reducir la importancia del motor económico como impelente para satisfacer las crecientos aspiraciones, sólo podemos sorprendemos de que los consejeros intelectuales de Echeverría hayan llegado a creer que sin la redistribución inmediata de los ingresos, el PRI perdería el apoyo de las masas. Aparentemente, fueron influidos por las vociferaciones de muchos estudíantes, que exigían un cambio inmediato de política; las masas permanocieron en silencio con excepción de lo escrito por investigadores, a los que no se ha hecho el menor caso. Según los estudios efectuados en 1959
129 Cornelius, Politics and the Migrant Poor in México City, pp. 28, 24, 130.
130 Ibid., 230.
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por Almona y Verba, en 1963 por Kahl, y en 1970 por Comelius, muchos de los mexicanos están orgullosos del sistema político y económico de México, creen que el gobierno está mejorando las condiciones de vida, y votan por el partido oficial —y esto a pesar del cinismo generalizado con respecto al papel que desempeñan los políticos en particular—,131 Y así, Comelius encontró que 89.7 por ciento de los pobres entrevistados, favorecen al PRI como el partido político que haría más por el bien del pueblo. Esta encuesta representa un porcentaje más alto que el 86.0 con que obtuvo Echeverría la presidencia en 1970, y casi se equipara con el 89.0 por ciento con que ganó Díaz Ordaz en 1964 (véase Apéndice Z). (¿Quiere decir esto que los datos electorales mexicanos no son falsificados?) Sin embargo, el 53.8 por ciento expresaron cinismo político.
Los planes del gobierno de Echeverría para lograr un “equilibrio” aun a costa del desarrollo económico para el logro de la justicia social se comprenden solamente al reflexionar sobre el “espíritu de la época”, espíritu de rebelión mundial estudiantil que no está de acuerdo -con el “progreso” del continuado desarrollo industrial, a costa de la naturaleza humana y del medio natural, a lo que el Club de Roma dio una forma coherente después de 1968. Abogando por la teoría de poner alto a todo crecimiento industrial a base de un modelo complicado de computación de recursos mundiales finitos, comparado con las trayectorias del crecimiento, la organización privada del Club, compuesta por 100 de los intelectuales internacionales más destacados y por individuos dedicados a los negocios y a la ciencia, tuvo repercusión aun antes de la publicación del libro en 1972, intitulado en castellano Los limites del crecimiento.132 La
131 Véase Gabriel A. Almond y Sidney Verba, The Civic Culture (Princeton, N. J.: Princeton University Press, 1963), 82 y 102; Joseph A. Kahl, The Measurements of Modernism (Austin: University of Texas Press, 1968), pp. 114-116 (según Kahl, 116, el promedio mexicano “cree en un gobierno a cuyos representantes no les tiene fe... Éste no culpa a las instituciones revolucionarias de la 'chicanería' de sus conciudadanos, a quienes ve meramente como un reflejo del temperamento mexicano”); Cornelius, Politics and the Mígrant Poor in México City, pp. 56 y 64. Cfr. Richard R. Fagen y William S. Tuohy, Politics and Privileges in a Mexican City [Jalapa] (Stanford: Stanford University Press, 1972), quienes llegan a la conclusión que hay más descontento en Jalapa de lo que puedo encontrar en sus propios datos; y Antonio Ugalde, Power and Conflict in a Mexican Community [Ensenada] (Albuquerque: University of New México Press, 1970), quien nos ofrece una versión cualitativa de una comunidad que está bastante satisfecha con el papel que desempeña el partido oficial en la vida pueblerina.
132 Donella H. Meadows et. al., traducción de M. S. Loaeza de Graue (México, Fondo de Cultura Económica), Informe al Club de Roma sobre el predicamento de la humanidad; véase también, Mihajlo Mesarovic y Eduard Pestel, La humanidad en la encrucijada, México, FCE, 1974.
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