Mexico and the World
Vol. 6, No 4 (Fall 2001)
http://www.profmex.org/mexicoandtheworld/volume6/4fall01/jesusberumen.html

II Migración y remesas

Potencialidad productiva de las remesas en áreas de alta emigración a Estados Unidos

Jesús Arroyo Alejandre
Salvador Berumen Sandoval

En este trabajo se cuestiona el excesivo acento que han puesto muchos políticos e investigadores en el potencial productivo de las remesas enviadas por migrantes mexicanos en Estados Unidos, así como en los efectos multiplicadores de estos ingresos, Mencionamos algunos programas locales de apoyo a los migrantes y a la utilización de las remesas para el financiamiento de obras sociales e infraestructura, pero argumentamos que han sido insuficientes y no se justifican como política pública, además algunas veces han sido utilizados con fines políticos, Por otra parte, reconocemos la importancia de las remesas como fuente de divisas, así como sus efectos sociales en el país en su conjunto, y en especial en las regiones de alta emigración a Estados Unidos, donde se han constituido en un ingreso indispensable para aproximadamente un millón 250 mil hogares, sobre lodo de zonas rurales.

     Proponemos la creación de un organismo no gubernamental y no lucrativo, la Fundación para el Desarrollo Regional, cuyo propósito será no sólo incentivar el envío de remesas y fomentar la inversión productiva de las mismas, sino más bien ! el diseño y la instrumentación de una estrategia de desarrollo; regional integral que además de los migrantes incorpore a los: actores sociales involucrados, así como a las zonas aledañas que mantienen vínculos socioeconómicos con las comunidades de alta emigración. El propósito último es detonar el desarrollo socio económico que en el mediano y largo plazo coadyuve a ' retener en México a los trabajadores que emigran a Estados Unidos en busca de un empleo y un salario adecuados.

Los autores son profesores-investigadores del Departamento de Estudios Regionales-Ineser del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas, y agradecen a Leonel González González su asistencia en este trabajo.

PANORAMA GENERAL DE LA EMIGRACIÓN Y LAS REMESAS

En las últimas dos décadas se ha dado un fuerte incremento tanto del flujo migratorio de mexicanos a Estados Unidos como del volumen de remesas enviadas por ellos para la manutención de sus familiares en México. Según el Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos, en el año 2000 había en aquel país 21.4 millones de personas de origen mexicano, de las cuales 13.4 millones eran ciudadanos estadounidenses; 5.4 millones, inmigrantes con residencia autorizada, y 2.6 millones, inmigrantes con residencia no autorizada. Este aumento del flujo migratorio México-Estados Unidos ha venido acompañado por un volumen creciente de divisas a México por concepto de remesas de migrantes; según estimaciones del Banco de México, éstas sumaron en el año 2000 poco más de 6 500 millones de dólares y se estima que en 2001 el monto sería de cerca de 9 000 millones.

     En la gráfica 1 se puede constatar que tanto las remesas como la inversión extranjera directa han ido cobrando importancia como dos de las principales fuentes generadoras de divisas. A partir de la década de los noventa las remesas superaron en importancia al turismo, mientras que las divisas por exportaciones de petróleo han observado altibajos y su importancia comparada con la de las remesas como fuente generadora de divisas es menor. Debido a la recesión eco nómica se estima que en el año 2001 las divisas por exportaciones petroleras y el turismo disminuirán, mientras que las provenientes de la inversión extranjera directa y las remesas muestran una tendencia a la alza.

     Cabe resaltar que las remesas de los migrantes no representan ningún costo monetario para el país. lo que sí ocurre con fuentes de divisas como las exportaciones petroleras. la inversión extranjera directa y el turismo, que reciben importantes estímulos y subsidios del gobierno; por el contrario, los rnigrantes no sólo no reciben ningún apoyo formal, sino que con frecuencia son extorsionados cuando envían remesas o visitan el país (Arroyo y Berumen, 2000).

     Existe coincidencia entre políticos y académicos en cuanto a la importancia creciente de los recursos financieros que entran al país a través de las remesas de los migrantes mexicanos en Estados Unidos. Muchos políticos consideran que estos recursos pueden ser aprovechados para crear negocios que generen empleos y así promover el desarrollo de las comunidades expulsoras de población. Entre los académicos las opiniones están divididas, algunos estudios han encontrado casos exitosos de inversión de remesas. Por ejemplo, en San Francisco del Rincón, Guanajuato, donde se ha combinado el capital local con las remesas para la producción de zapatos (Arias, 1992); algunos casos del medio rural (Durán, 1988); algunas empresas financiadas en Zacatecas, según lo documentan Moctezuma y Rodríguez (1999); también Goldring (1990) reporta inversión en la agricultura en Zacatecas y Michoacán, y Ramírez (1999) documenta micronegocios en Teocaltiche, Jalisco.

     La proporción de remesas utilizadas para el ahorro o la inversión directamente productiva varía según el estudio de referencia, la conceptualización que se elabore de inversión, el año y la cobertura territorial del mismo, Los porcentajes oscilan entre el21 por ciento para San Marcos, Jalisco, en 1982 (Massey et al.. 1991, citado en Conapo, 1999) y el l. 7 por ciento según la EMIF en 1993-1997 (Conapo, 1999), En términos generales, la mayoría de los estudios coinciden en que las remesas se utilizan principalmente para la manutención de la familia; el segundo rubro en importancia es la compra o reparación de la vivienda, cuyos efectos multiplicadores pueden ser importantes en algunos casos. Así pues. la inversión de remesas en actividades directamente productivas es marginal, normalmente se invierten en pequeños negocios familiares en los sectores de comercio y servicios.

     Considerando la estimación de remesas del Banco de México de aproximadamente 6 500 millones de dólares en el año 2000 v si aceptáramos que se invirtieron en forma productiva alrededor del 2 por ciento. la inversión para comprar, establecer o ampliar un negocio fue de aproximadamente 130 millones de dólares, cifra que resulta poco significativa si se le compara con la inversión productiva interna y externa. A pesar de ello debe reconocerse que las remesas permiten la subsistencia -aunque no el desarrollo socioeconómico- de un gran número de comunidades rurales pequeñas que sin ellas de seguro desaparecerían.

Podría argumentarse que las remesas tienen efectos multiplicadores importantes para la economía mexicana aunque no se inviertan directamente en actividades productivas. Mientras que la Comisión Binacional (1997), Massey (1996) y Adelman y Taylor (1992), entre otros, enfatizan los efectos multiplicadores de las remesas y consideran que son el motor de la economía local, Arroyo y Berumen (2000) argumentan que los supuestos efectos multiplicadores de las remesas son mínimos en comunidades pequeñas porque en ellas dichos envíos están integrados a otros ingresos desde hace décadas, y forman parte de la economía familiar corno cualquier otro ingreso. En consecuencia, los efectos multiplicadores no se experimentan periódicamente como se supone de manera implícita en varios estudios sobre el tema: en todo caso, en un periodo dado, los que tendrían efectos multiplicadores serían los incrementos anuales en el monto de remesas, pero éstos ocurren sólo una vez, después las remesas pasan a formar parte de los ingresos normales de estas comunidades. Como resultado, las remesas han influido poco en el desarrollo socioeconómico de localidades mexicanas pequeñas que presentan alta emigración, y aún menos en aquellas con economías poco dinámicas y poco diversificadas que importan de otras regiones la mayor parte de los bienes y servicios que consumen. En todo caso el estímulo al crecimiento recaería en los lugares donde se producen estos bienes, normalmente ciudades medias o zonas metropolitanas.

DISTRIBUCIÓN DE LAS REMESAS SEGÚN HOGARES RECEPTORES

En este apartado se utiliza información del INEGI, particularmente de la, Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de Hogares (ENIGH) de 2000; el objetivo es indagar la importancia de las remesas respecto al ingreso de los hogares receptores. Según esta encuesta en 2000 existían 23.5 millones de hogares en el país, de los cuales 1.25 millones (5.3 por ciento del total) recibieron alguna cantidad de remesas; para 596 mil hogares las remesas representaron más de la mitad de su ingreso neto y para otros 205 mil fueron la única fuente de ingreso. Obviamente, los hogares dependientes de las remesas no se distribuyen de manera homogénea en todos los estados del país; por ejemplo, Guanajuato, Jalisco, Michoacán y Zacatecas en conjunto concentran poco más de un tercio de los hogares receptores y de las remesas recibidas por el total del país. Para Jalisco se encontró que en 2000 existían 1.5 millones de hogares y de ellos 108 mil (poco más del 7 por ciento del total de los hogares del estado) recibieron remesas, y para 25 mil de ellos éstas representaron más de la mitad de su ingreso neto y fueron la única fuente de ingreso para 9 000 hogares.

     La distribución de los hogares receptores y de las remesas según tamaño de localidad se muestra en el cuadro 1. En él puede observarse que el 43 por ciento de los hogares receptores son rurales (localidades con menos de 2 500 habitantes); sin embargo, las remesas destinadas a ellos representan apenas el 28 por ciento del total, una diferencia de 15 puntos porcentuales. Esta diferencia se explica porque la remesa promedio recibida por los hogares de localidades rurales (176 dólares por mes) representa poco menos de la mitad de la correspondiente a los hogares de ciudades medias y áreas metropolitanas. Lo reducido de estos montos refleja el escaso potencial productivo de tales recursos, especialmente en las comunidades rurales.

     En el mismo cuadro se observa que la dependencia de los hogares de las remesas aumenta a medida que baja el tamaño de la localidad de residencia. Por ejemplo, mientras que en las áreas metropolitanas 2.5 hogares de cada 100 reciben remesas, en las localidades rurales la relación es de 10 por cada 100. La importancia de las remesas para los hogares de áreas rurales es clara, representan aproximadamente el6 por ciento del total del ingreso neto de ellos, mientras que para los de áreas metropolitanas el porcentaje es poco menor al 1 por ciento (véase cuadro 1).


            Los datos anteriores corresponden al agregado nacional, pero en comunidades rurales con alta tradición migratoria la dependencia es mucho mayor. De cualquier forma es claro que la dependencia de los hogares respecto a las remesas aumenta cuando el tamaño de la localidad baja. Esto fundamenta nuestro planteamiento de que sin las remesas muchas comunidades rurales y semiurbanas seguramente ya habrían desaparecido o su grado de marginación y pobreza sería mucho mayor. Asimismo, considerando que los montos que se reciben son pequeños, el potencial de inversión productiva de las remesas familiares es pequeño, y en algunos casos apenas son suficientes para satisfacer las necesidades básicas de subsistencia de los miembros de la familia. Además, recuérdese que se dispersan entre un gran número de hogares y pequeñas comunidades. A esto se suma que en muchos lugares no existen oportunidades de inversión, al menos -como puede verse en el siguiente apartado- esa es la percepción de muchos migrantes y ex migrantes respecto a sus lugares de origen y las causas que motivaron su emigración.

OPINIÓN DE LOS MIGRANTES RESPECTO A LAS REMESAS Y SU INVERSIÓN PRODUCTIVA: LOS CASOS DE AMECA Y TEPATITLÁN, JALISCO

Este apartado se basa en los resultados del trabajo de campo realizado mediante la técnica de grupos focales con dos grupos de ex migrantes en dos ciudades medias de Jalisco - Tepatitlán y Ameca-, y en un «grupo de interés» o submuestra (estadísticamente no representativa) de 100 ex migrantes (50 de cada ciudad) tomado de la encuesta «a ex migrantes de las ciudades de Tepatítlán y Ameca (véase cuadro 2), en Jalisco; Tlaltenango y Jerez. Zacatecas, y Silao y Acárnbaro, Guanajuato» a quienes podríamos considerar microempresarios ex rnígrantes porque a su regreso se integraron a la actividad productiva como no asalariados (patrones y en la mayoría de los casos trabajadores por cuenta propia).

 

EXPERIENCIA LABORAL. CAPACITACIÓN Y DISPOSICIÓN PARA EL TRABAJO

Detectamos evidencias de que en Estados Unidos la obligatoriedad de un horario y el temor de perder el empleo hace a los migrantes responsables y disciplinados. aumenta su disposición al trabajo y al sacrificio; esto tiene mayor impacto en el desarrollo de habilidades personales que una capacitación específica. que casi nunca reciben. El 92 por ciento de los ex migrantes de nuestro grupo de interés declaró que no tuvo capacitación formal, sólo el 3 por ciento estudió inglés y el 5 por ciento fue capacitado para un puesto específico en la empresa donde laboraba. Podría decirse que la estancia en Estados Unidos permite a los migrantes aumentar la experiencia, capacitación, disposición y responsabilidad para el trabajo de los migrantes, pero estas características no siempre pueden ser utilizadas directamente para el desarrollo de una actividad productiva o para establecer un negocio en México porque, según expresaron, aquí las condiciones son diferentes en cuanto a niveles de exigencia, formas de organización y métodos y técnicas de producción.

     Otro hecho que limita el conocimiento-aprendizaje en Estados Unidos y su posterior aplicación en México es que la mayoría de los migrantes se emplean en actividades que requieren «poca ciencia», es decir, los requerimientos de especialización son mínimos. Estas condiciones tienden a modificarse con el aumento del tiempo de estancia en aquel país. El cuadro 3 muestra que el porcentaje de ocupados en la agricultura presenta una tendencia descendente tanto en Ameca como en Tepatitlán. Al parecer cuando las personas adquieren mayor experiencia y conocimiento del mercado laboral tienden a ocuparse en ramas de actividad más especializadas. La ocupación en actividades especializadas aumenta con el tiempo, aunque esto no necesariamente significa una capacitación formal, aunque sí un adiestramiento en la realización de actividades específicas; la posibilidad de utilizar esta especialización en México aumenta cuando las funciones desempeñadas se relacionan con lo que el migran te solía hacer en México antes de emigrar o cuando a su regreso encuentra apoyo (motivación, capacitación, financiamiento complementario y, en general, condiciones favorables para la inversión) por parte del gobierno.

     La principal aportación de Estados Unidos estriba en la oportunidad que brinda a los migran te s de emplearse en trabajos más especializados en relación con los que usualmente realizaban en México, pero el grado de superación personal depende del propio migrante y su afán por recibir mejores ingresos. Llama la atención que del total de los ex migrantes de nuestro grupo de interés sólo el 35 por ciento declaró haber aprendido un oficio durante su estancia en Estados Unidos, el 14 por ciento consideró que el oficio aprendido le es útil en su actividad económica en México y apenas el 8 por ciento consideró que le brindó mayores oportunidades.

     En resumen, la habilidad empresarial de los microempresarios ex migrantes de nuestro grupo de interés es muy limitada porque en la mayoría de los casos la capacitación, el adiestramiento y la disciplina que adquirieron en Estados Unidos no ha sido aprovechada a su regreso en México porque tienen la percepción de que el sistema es más flexible y tienden a relajar sus hábitos de trabajo y se vuelven menos responsables. Lo anterior no significa que no dispongan de un capital humano que en un momento dado podría ser encauzado y aprovechado para el desarrollo socioeconómico de sus regiones de origen, sólo hace falta diseñar e instrumentar programas en ese sentido.

Capacidad de ahorro de los migrantes en Estados Unidos, envío y usos productivos en México de las remesas

La estancia en Estados Unidos no siempre permite ahorrar. A la mayoría de los migrantes sus ingresos apenas les alcanzan para la manutención de sus familias, unos pocos pueden comprar o mejorar la vivienda y los menos pueden ahorrar para luego invertir de manera productiva en México. Los migrantes mencionaron que para ahorrar deben permanecer mucho tiempo en Estados Unidos, hacer menos frecuentes sus visitas a nuestro país y que la familia resida en México; cuando emigra toda la familia o parte de ella una gran proporción del ingreso se gasta en su manutención. Los migrantes tienen la creencia de que a Estados Unidos se va a esforzarse, soportan malos tratos y tienen gran disposición al sacrificio, esa es una de las razones fundamentales por las cuales ahorran un poco más que sus compatriotas que se quedan en México. Suponemos que a lo anterior se suman las diferencias salariales y los efectos nocivos del propio sistema de organización social mexicano, que no premia el esfuerzo y la productividad de los trabajadores; al contrario, conduce a la mediocridad y al conformismo: el trabajador hace como que trabaja y el empleador simula que le paga.

     Una forma de inversión de remesas que destaca es la compra de tierras y animales domésticos, así como las mejoras a la vivienda; pero existen muy pocos casos de inversión realmente productiva (establecimiento de talleres o pequeños negocios). Según la submuestra, la mayoría de las remesas (el 58 por ciento) se utilizaron para la manutención de la familia; apenas el 11 por ciento se destinó al ahorro y el5 por ciento al establecimiento de un negocio. Este porcentaje resulta poco significativo si consideramos que la submuestra incluyó sólo a ex migrantes que actualmente son no asalariados.

     Con excepción de la agricultura, el número de ex migrantes que invierten en actividades industriales es muy reducido; la gran mayoría (poco más de la mitad) invierten en pequeños comercios o establecimientos de servicios. Dado que los encadenamientos productivos de estas ramas son muy pequeños y que sus impactos positivos benefician a las ciudades medias o zonas metropolitanas, podemos afirmar que para las comunidades pequeñas de alta emigración el impacto económico de las remesas -en términos de empleo y generación de valor agregado- es menor que lo que pareciera a simple vista. La hipótesis anterior se refuerza si consideramos que la mayoría de los negocios establecidos por ('X migrantes son muy pequeños y en su mayoría los atiende el propietario o miembros de la familia no remunerados; según la submuestra el 55 por ciento de los negocios no tiene empleados remunerados, el 36 por ciento tiene menos de tres y sólo el 9 por ciento cuenta con más de tres empleados.

     En cuanto al ahorro y la inversión, con base en la evidencia del trabajo empírico, podemos mencionar: 1) que la mayoría de los migrantes tienen escasa capacidad de ahorro e inversión: '2) que la mayor parte del ingreso obtenido en Estados Unidos se destina a la manutención de la familia, y 3) que los pocos que logran ahorrar lo hacen con «un gran sacrificio personal y de la familia» y frecuentemente carecen del arrojo necesario para arriesgarse a invertir en México.

Dificultades de los migrantes para regresar a invertir en México

Según nuestros informantes, los migrantes que han logrado acumular una cantidad importante de dinero en Estados Unidos no lo invierten en México porque «tienen miedo a las crisis económicas». Además, para que el migrante invierta es necesario que cambie su lugar de residencia a este país, o bien que confíe su patrimonio a una tercera persona. Cambiar de residencia implica dejar lazos familiares y de amistad (la escuela de los hijos, algunos bienes raíces, etc.), lo cual es poco probable; por otra parte, tampoco es común que le confíen su patrimonio a una tercera persona porque, por lo general. los migrantes tienen poca educación y ninguna formación empresarial y sería inaudito que confiaran en un gerente o administrador.

     Es poco frecuente que la causa del regreso sea para invertir en México; el regreso ocurre por otros factores y ya en el país quienes ahorraron y tienen el arrojo y la capacidad suficientes invierten en algún negocio. De hecho sólo el 6 por ciento del grupo de estudio declaró como motivo del regreso el de establecer un negocio; el 50 por ciento mencionó razones familiares. el 21 por ciento que no le gustó Estados Unidos y el resto. el 23 por ciento. algún otro motivo. Una vez tomada la decisión de regresar, el 48 por ciento lo hizo sin plan de trabajo, el 36 por ciento pensaba crear un negocio, el 7 por ciento cultivar sus tierras y el resto (9 por ciento) no contestó o no tenía plan de trabajo. Los resultados anteriores, aunados al hecho de que actualmente todos los ex migrantes considerados son microempresarios o trabajan por cuenta propia, permiten inferir que la decisión de establecer un negocio surgió aquí en México y no fue el motivo del regreso.

     Se mencionó que el mayor obstáculo que debieron superar para establecer su negocio fue «el temor al fracaso. a que el negocio no fuera productivo». Dos terceras partes del grupo no mencionaron dificultades técnicas para la creación o el establecimiento de su negocio y sólo el 16 por ciento habló de problemas financieros. En cambio. la queja contra las extorsiones que sufren cuando regresan a México por parte de las aduanas. los retenes federales. etc., fue unánime; mencionaron que estas prácticas restan confianza en las instituciones de nuestro país y. obviamente, desincentivan la inversión productiva; en el mismo sentido actúan la corrupción y la ineficiencia en los diferentes niveles de gobierno.

     En términos generales, la inversión productiva de remesas enfrenta el siguiente panorama:

l. Los recursos monetarios disponibles de los migrantes de retorno para impulsar proyectos productivos son sumamente escasos, están dispersos en pequeñas comunidades rurales y repartidos entre un gran número de familias.

2. Aunque algunos migrantes que actualmente residen en Estados Unidos quisieran invertir productivamente en sus comunidades de origen, es difícil que cambien su residencia a México; también es poco probable que encuentren en su comunidad personas en quienes depositar su confianza y que a la vez tengan la capacitación empresarial necesaria para hacerse cargo de iniciativas de inversión productiva.

3. Existen pocas oportunidades de inversión productiva en muchas de las pequeñas comunidades rurales de origen de migrantes, escasez que se agudiza por la constante expulsión de población y por la exportación del escaso ahorro generado localmente y del proveniente de remesas hacia centros urbanos metropolitanos o ciudades medias aledañas de las que provienen los bienes y servicios que consumen (Arroyo y Berumen, 2000).

4. Carencia de iniciativa por parte de los migrantes y ex migrantes y desconocimiento de las oportunidades regionales y locales de inversión, específicamente en las comunidades de alta migración. La visión de los migrantes coincide con la creencia, casi generalizada. de que no existen oportunidades de inversión en las localidades pequeñas y con la tendencia a concentrar las inversiones en los centros urbanos.

5. Falta de confianza de los migrantes que residen en Estados Unidos en la estabilidad macroeconómica -sobre todo en la paridad cambiaría-, así como en el desempeño del gobierno y sus instituciones y en la efectividad y eficacia de las políticas públicas de apoyo a la pequeña y mediana empresa.

6. Son pocos los migrantes que logran adquirir habilidades empresariales. y en su mayoría tienden a establecerse en Estados Unidos por las razones que ya mencionamos.

7. Gran parte de los migrantes que regresan a sus pequeñas comunidades de origen tienen poco potencial empresarial; algunos de ellos cuentan con disposición y disciplina para el trabajo y habilidades en el desempeño de un oficio, pero no las pueden aprovechar porque el sistema de trabajo en el que se desenvolvieron en Estados Unidos -aunque haya sido en trabajos poco especializados- es diferente al de México; no existen las herramientas necesarias ni programas de capacitación, financiamiento e inducción para el inicio de una actividad empresarial.

8. Las pocas inversiones realizadas por los ex migrantes son de baja rentabilidad. no incorporan tecnología, enfrentan dificultades de comercialización, limitaciones de crédito e incluso, paradójicamente, de mano de obra, cuya escasez y alto costo obedecen a que los trabajadores establecen como referente el mercado laboral estadounidense.

     En términos generales, se confirma lo encontrado por otros estudios: que el uso directamente productivo de las remesas es muy limitado y en su mayor parte se destinan a satisfacer necesidades básicas de consumo y para la compra, ampliación o remad elación de la vivienda. En todo caso, cabe destacar el potencial humano que poseen los migrantes y ex migrantes, quienes durante su incursión en Estados Unidos, además de recursos económicos, adquirieron habilidades personales, como el dominio de algún oficio, mayor responsabilidad y disposición para el trabajo, entre otras. El gran reto para los políticos, gobiernos e investigadores interesados en el tema será diseñar estrategias para encauzar productivamente estas habilidades y contribuir al desarrollo económico y social de las regiones con potencial de crecimiento.

LA REMESA COLECTIVA Y EL FINANCIAMIENTO DE OBRAS SOCIALES

La tradición y experiencia migratoria de algunas regiones del país de hasta cien años ha dado lugar a un tejido de redes sociales que se manifiesta en la asociación formal e informal de migrantes (clubes, comunidades filiales, etc.). En este proceso se pueden identificar experiencias de grupos de rnigrantes que han canalizado recursos económicos a obras de beneficio social v comunitario en sus lugares de origen. Este tipo de recursos se denominan «remesas colectivas. Al respecto, la experiencia del estado de Zacatecas, así como el estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en países de Centroamérica sugieren que este tipo de remesas pueden ser un mecanismo complementario a la acción del gobierno y de organizaciones sociales como iglesias y grupos preocupados por las mejoras de la comunidad.

     Según Moctezuma (1999) el «Programa 3 por 1» ha contribuido al financiamiento de obras sociales y de infraestructura local en el estado de Zacatecas. En el caso de Jalisco existe menos experiencia en ese tipo de mecanismos de atracción de remesas, aunque el gobierno de la administración 1995-2001 Y el actual han establecido programas al respecto no existen datos sistematizados que nos permitan evaluar sus resultados. Los microempresarios ex migrantes a quienes entrevistamos en Ameca y Tepatitlán manifestaron poca confianza en los clubes de migrantes pues consideran que los proyectos de remesas colectivas son un negocio para quien los organiza y su contribución al desarrollo de las comunidades de origen en México es muy pequeña. Expresaron que esos proyectos no funcionan porque la gente no tiene confianza en los demás, las personas con éxito tienden a menospreciar a quienes no lo han tenido y difícilmente están dispuestas a colaborar en proyectos comunitarios, y menos aún cuando tienen experiencias de mal uso de este tipo de recursos. Muchos migrantes mexicanos sienten que obtienen más apoyo del patrón estadounidense que del mayordomo de origen mexicano, en ese contexto es difícil creer en los clubes y en sus fines sociales o humanitarios.

     En todo caso, esta opción de financiamiento del desarrollo social comunitario podría funcionar en comunidades pequeñas y con pobreza extrema donde las personas se conocen, tienen confianza en sus coterráneos y el sentido de solidaridad está más desarrollado. Sin embargo, creemos que aunque en estos casos las remesas colectivas pueden ser un complemento para financiar el desarrollo social comunitario, no se justifica que el gobierno eluda sus obligaciones de dotarlas de infraestructura social básica, tratando de compensar esta carencia promoviendo esquemas para canalizar el ahorro de los migrantes hacia estos fines. Es claro que obras de infraestructura comunitaria como escuelas, hospitales, carreteras y caminos rurales, pavimentación de calles, construcción de unidades deportivas, entre otras, que podrían obtener financiamiento complementario a través del esquema de «remesas colectivas», deben ser promovidas por los gobiernos y financiadas con los impuestos de los ciudadanos residentes en México. No es socialmente justificable «pasar la charola» a los migrantes que residen en Estados Unidos, y menos si tomamos en cuenta los riesgos y costos que deben enfrentar en su proceso migratorio, que frecuentemente son víctimas de extorsiones cuando envían remesas o visitan México y pagan impuestos en ambos países: en Estados Unidos cuando reciben y gastan parte de su ingreso y en México cuando sus familiares gastan las remesas que reciben.

     Por otra parte, cabe mencionar que la contribución de los migrantes al financiamiento de obras comunitarias a través de las «remesas colectivas», tiene como contraparte una reducción en los envíos de remesas familiares, es decir, cada dólar destinado al fondo colectivo es un dólar menos disponible para la remesa familiar, con el consecuente aumento de la precariedad socioeconómica de los familiares del migran te en México. La situación se vuelve más crítica en la medida en que las comunidades receptoras de remesas colectivas son rurales y con alta marginación e incidencia de la pobreza, dado que en ellas la dependencia de las remesas familiares es mucho mayor.

     En suma, nos parece inadecuado utilizar los sentimientos de solidaridad comunitaria -que están más desarrollados en las personas más pobres y de localidades más marginadas- para obras de infraestructura social comunitaria que son responsabilidad del gobierno en sus diferentes niveles.

     Finalmente, al cuantificar los recursos monetarios obtenidos vía remesas colectivas frecuentemente no se contabilizan los costos financieros y burocráticos de la promoción y consecución de estos recursos; tampoco se toma en cuenta la posibilidad de corrupción, compadrazgos y malversación de los fondos de este tipo de programas; creemos que si se «internalizaran» estos costos los beneficios se reducirían considerablemente e incluso podrían ser negativos.

     El gran desafío es promover y fomentar esquemas similares de asociación pero orientados a proyectos de inversión productiva que sean rentables para quienes participan en ellos. Estos proyectos podrían ser instrumentados por migrantes individuales o grupos de ellos y recibir apoyo y financiamiento complementario por parte de los gobiernos y organismos nacionales e internacionales y enmarcarse en un proyecto de desarrollo regional integral, como se propone en el siguiente apartado.

PROPUESTA DE DESARROLLO REGIONAL

En este trabajo planteamos que una estrategia de desarrollo regional integral para influir en la emigración a Estados Unidos no puede sustentarse exclusivamente en políticas de atracción e inversión de remesas, ya sea de manera individual o colectiva. sino que debe considerar otras fuentes de financiamiento de las cuales las remesas podrían ser complementarias; además de las comunidades expulsoras de población, deben tomarse en cuenta aquellas con las que éstas tienen vínculos socioeconómicos y con las que están regionalmente integradas; también deben involucrarse todos los actores económicos, no sólo los migrantes.

     Considerando lo anterior y con el objeto de promover el desarrollo regional e influir en el flujo migratorio a Estados Unidos, sugerimos la creación de una Fundación para el Desarrollo Regional Integral. Ésta sería financiada por organismos para el desarrollo nacionales e internacionales, grandes empresas, gobiernos de los dos países, en especial los gobiernos locales de ambos lados de la frontera directamente involucrados en el fenómeno migratorio, así como con ahorros de migrantes y depósitos de remesas. La evidencia de nuestros estudios cuantitativos y cualitativos muestra que los ex migrantes y migrantes no confían en las iniciativas y los esquemas gubernamentales para resolver los problemas que genera el proceso migratorio. Por eso sugerimos que la fundación sea no gubernamental, no lucrativa y no asistencialista, para garantizar su continuidad independientemente de los cambios de gobierno y reducir la desconfianza en éste y sus instituciones; además, evitaría que tanto las personas como las regiones dependieran de programas o proyectos específicos de instancias que pertenecen a diferentes niveles de gobierno y rara vez se coordinan.

     Entre las prioridades de la fundación mencionamos las siguientes: 1) difundir información acerca de regiones del país con oportunidades de desarrollo hacia las cuales podrían canalizarse inversiones, que se convertirían en alternativas para la población que potencialmente pudiera emigrar a Estados Unidos; 2) promover un sistema de financiamiento con costos competitivos internacionalmente dirigido a inversionistas interesados en aprovechar oportunidades en regiones con potencialidad productiva. que podrían llegar a atraer población. El criterio fundamental para otorgar financiamiento sería la rentabilidad económica de los proyectos de inversión y que generen encadenamientos productivos locales y regionales.

     Los criterios que se tomarían en cuenta para la selección de proyectos podrían clasificarse según: 1) las características de la comunidad objeto del proyecto de inversión, y 2) las características del proyecto de inversión. El primer criterio sugiere que deberán privilegiarse proyectos destinados a comunidades con potencial de crecimiento económico que puedan atraer población de asentamientos con tasas altas de emigración a Estados Unidos o de comunidades rurales marginadas. El segundo criterio privilegiaría a los proyectos intensivos en mano de obra. los de mayor viabilidad técnica y rentabilidad económica y aquellos que contemplen la fase completa producción-comercialización, especialmente la producción en México y la comercialización en Estados Unidos de algún tipo de producto. Evidentemente, podrían financiarse y aun subsidiarse proyectos de baja rentabilidad económica pero con alto contenido social y efectos notorios en la reducción de la emigración a Estados Unidos, pero este caso sería la excepción.

     La instrumentación de la propuesta implica cuatro condiciones básicas:

l. Conocer la funcionalidad regional de los asentamientos humanos que son de atracción o de expulsión poblacional.

2. Canalizar la inversión y las acciones de la fundación al reforzamiento de tendencias de crecimiento y al desarrollo de las regiones más dinámicas.

3. Que la población potencialmente migrante a Estados Unidos responda a la información sobre oportunidades de empleo en México en regiones alternativas.

4. Que exista voluntad política encaminada al desarrollo regional que influya en el redireccionamiento de los flujos migratorios.

     Cabe enfatizar que no estamos proponiendo el uso productivo de la remesa familiar tradicional, puesto que se ha demostrado que su potencial productivo es muy pequeño tanto por la insignificancia de sus montos como por su destino, que es primordialmente la manutención de la familia del migrante. Proponemos un esquema más amplio que incentive inversiones directamente productivas de pequeña y mediana escala, financiadas con capital (no necesariamente remesas) de migrantes residentes en Estados Unidos o ex migrantes, quienes aportarían sus recursos financieros -pocos o muchos-o su experiencia, trabajo, organización y dirección del negocio: a los recursos del migrante se sumarían créditos por parte de la fundación y programas de apoyo técnico y capacitación. Durante el despegue los proyectos podrían ser apoyados con una parte del capital inicial o capital semilla tanto en dinero como en especie, por ejemplo árboles frutales, animales para pie de cría, infraestructura física, programas de capacitación y asesorías, simplificación administrativa, etcétera.

     Nuestros informantes expresaron que migrantes que residen en Estados Unidos y ex migrantes exitosos tendrían interés de invertir en México si existieran las condiciones apropiadas. Los estudios de caso mostraron que muchos migrantes tienen la inquietud de regresar y contribuir al desarrollo económico y social de sus comunidades pero no saben en qué ni cómo invertir de manera productiva: además, la desconfianza en el sistema político-social y el miedo al fracaso les impide intentarlo. Un esquema bien instrumentado donde se les motive y capacite. se les financien parte de sus costos y se compartan los riesgos, podría aumentar la inversión productiva no sólo de los migrantes, sino también de otros agentes económicos.

     Consideraciones generales para el funcionamiento de la fundación:

l. La mayoría de las pequeñas comunidades expulsoras de población presenta un alto índice de marginación y pobreza, lo cual las hace merecedoras de programas sociales de carácter compensatorio. Sin embargo, éstos no son suficientes, debe pensarse en programas de más largo plazo destinados a promover el desarrollo regional y evitar así la profundización de los desequilibrios regionales que caracterizan al contexto nacional. Estos desequilibrios no son privativos de las comunidades de alta emigración, sino que reflejan las condiciones adversas que enfrentan las pequeñas comunidades marginadas de todo el país, aunque éstas han utilizado la emigración como válvula de escape.

2. Las comunidades tradicionalmente expulsoras de migrantes han desarrollado en Estados Unidos complejas redes sociales que pueden ser aprovechadas para colocar productos nacionales típicos en el mercado de aquel país, acrecentando y aprovechando las ventajas del «comercio intraétnico».

3. Aunque el número de migrantes que reciben capacitación formal durante su estancia en Estados Unidos es pequeño, nuestros datos sugieren que la mayoría mejora su adiestramiento, disciplina y disposición para el trabajo. Lo anterior evidencia que las comunidades de alta emigración cuentan con mano de obra calificada (migrantes y ex migrantes) que podría emplearse en el desarrollo de proyectos productivos mediante esquemas adecuados.

4. Considerando que en muchas de las comunidades de alta emigración las oportunidades de desarrollar proyectos de inversión rentables son prácticamente nulas a causa de su aislamiento geográfico y su precariedad económica, planteamos apoyar proyectos de inversión en zonas aledañas que mantienen vínculos con las comunidades cuyo desarrollo se desea impulsar. Para esto nuestra propuesta debe contemplar incentivos para la movilidad de población hacia las zonas más dinámicas económicamente, con el-fin de evitar el despilfarro de recursos en regiones y proyectos sin potencial de desarrollo.

5. Es importante lograr una colaboración estrecha con los Consejos de Planeación Municipal (Coplademun) y los Consejos de Planeación de los Estados (Coplade) directamente relacionados con las comunidades de alta emigración, para promover la creación y el mejoramiento de la infraestructura física y social, con el propósito de que estos lugares sean atractivos para los proyectos de inversión.

6. El esquema podría complementarse con políticas similares a las aplicadas por muchos gobiernos estatales y aun el federal en cuanto a promoción de la inversión extranjera directa, el turismo y las exportaciones. Evidentemente, dichas políticas deberían flexibilizarse y adecuarse a los requerimientos de este tipo de proyectos, considerando que la mayoría de éstos serían de pequeña magnitud, que sus mecanismos de financiamiento serían fundamentalmente ahorros de migrantes y ex migrantes y fondos complementarios por parte de la fundación y que la mayoría de las localidades a las cuales serían destinados son pequeñas y/o de alta marginación, o mantienen vínculos con éstas.

7. El proyecto podría promoverse a través de reuniones con migrantes que residen en Estados Unidos (pequeños empresarios potenciales) y ex migrantes e interesados en el proyecto residentes en México. Esto sería complementado con campañas y programas de motivación y capacitación empresarial, generación y difusión de información sobre oportunidades de inversión y empleo que motiven la movilidad de la inversión productiva y de la población entre regiones del interior del país.

8. Algunas actividades complementarias de la fundación podrían ser la creación y el seguimiento de programas para reducir el maltrato a los migrantes, así como los abusos de que son objeto cuando transfieren remesas o visitan a sus familiares en México. También pueden promover la transferencia de remesas a costos competitivos.

 

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Véanse Conapo (1999), Pescador Osuna (1998), Lozano Ascencio (1996). Durand, Parrado y Massey (1996

En 1995 México fue el país de América Latina con mayor ingreso de divisas vía remesas y ocupó el cuarto lugar a escala mundial después de Francia, India y Filipinas, pero al año siguiente, según la compilación del FMI, alcanzó el primer lugar con poco menos de 5 000 millones de dólares.

Arroyo y Berumen (2000), con base en la EMIF (1995), encuentran que en los estados de alta emigración la proporción de remesas que se invierte productivamente es poco mayor que en el resto; por otro lado, los migrantes de zonas metropolitanas invierten en forma productiva una menor proporción de sus remesas que los de zonas no metropolitanas. Esto puede explicarse porque en ellas tal vez las oportunidades de inversión sean menores y se requieran montos mayores respecto de las zonas no metropolitanas, esto es, áreas rurales, ciudades medias y áreas semiurbanas. Los hallazgos anteriores parecen sugerir que existen posibilidades de realizar pequeñas inversiones financiadas con remesas en áreas no metropolitanas.

La encuesta fue realizada por el Departamento de Estudios Regionales-lneser de la Universidad de Guadalajara y el Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD) de Francia.

Se seleccionaron ex migrantes cuya experiencia laboral acumulada en Estados Unidos fuera mayor que un año y que cuando se les aplicó la encuesta. en 2000, tenían un tiempo de residencia en México superior a un año.

Experiencias de este tipo se pueden encontrar en algunos países de Centroamérica, según lo documenta Torres (1998). Asimismo, en el estado de Zacatecas, a través del Programa 3 por 1, las agrupaciones de migrantes canalizaron en 1999 recursos de poco más de 12 millones de pesos a obras de infraestructura y servicios sociales (véase Moctezuma, 1999).

Se define como remesa colectiva los recursos que envían grupos de rnígrantes que tienen un mismo lugar de origen, donde normalmente se invierten en obras pequeñas de infraestructura social.

El programa Raza Express, de carácter privado, se inició por iniciativa del gobierno del estado de Jalisco como una alternativa de transferencia de remesas a costos más bajos que los existentes en el tiempo en que se estableció. Fiderraza es un fideicomiso para el desarrollo regional al que aporta Raza Express un centavo por cada dólar transferido.

En el caso de Ameca se mencionó que en 2000 un secretario del ayuntamiento fue a Estados Unidos a pedir dinero para comprar una barredora para el municipio; se organizaban fiestas y reuniones para juntar dinero; sin embargo. la barredora nunca se compró. Igualmente, en el caso de Tepatitlán se mencionó que hace unos diez años había cajas populares y asociaciones de consumo popular pero actualmente ya no existen por falta de honestidad de los organizadores.

Mencionaron, además, que con los clubes pasa como con las donaciones para las causas sociales. igual que en el caso del terremoto de la ciudad de México en 1985. las inundaciones en Tijuana, etc.: en todos ellos hubo «gandallismo», y malversación de fondos. por lo cual es muy difícil creer en instituciones con fines sociales.

Aunque no podemos precisar en qué magnitud el supuesto mayor dinamismo económico y la generación de empleos en las comunidades de alta emigración o las vinculadas con ellas reducirán el flujo de población a Estados Unidos, sí podemos afirmar que el número de los que emigran se reduce cuando se experimenta crecimiento económico en una comunidad: si bien es cierto que en las comunidades de alta emigración se ha generado una cultura migratoria, donde algunas personas -en particular los jóvenes- tienen la inquietud de viajar por lo menos en una ocasión al vecino país del norte, también lo es que un alto porcentaje de migrantes lo hacen obligados por la precariedad de las condiciones económicas de su comunidad. Al respecto. en la muestra de ex migrantes sólo el 23 por ciento de ellos mencionaron como motivo de la primera emigración la aventura. el conocer o reunirse con familiares: mientras que el 65 por ciento lo hizo en busca de empleo o para mejorar el ingreso. el porcentaje restante mencionó algún otro motivo. Igualmente. Arroyo (1999) encontró en un estudio de cuatro ciudades medias de Jalisco que el flujo migratorio aumenta cuando empeoran las condiciones económicas de México y el diferencial de salarios México-Estados Unidos se vuelve más atractivo. por ejemplo cuando se produce una devaluación significativa del peso frente al dólar en un periodo muy corto de tiempo. Por lo anterior. creemos que el apoyo de proyectos de inversión productiva en comunidades de alta migración contribuirá a reducirla. aunque es difícil precisar en qué magnitud.

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