Durante los últimos diez años, la economía mexicana en general, y su sistema financiero en particular, han sido objeto de profundas transformaciones, realizadas con el propósito de incrementar su eficiencia y lograr una nueva posición del país dentro de la economía internacional. Asimismo, se da por supuesto que dicho proceso permitirá que la economía nacional crezca a tasas más elevadas y que la población logre un mayor bienestar. Sin embargo, en relación con el financiamiento de la economía, las reformas llevadas a cabo han generado por lo menos tres grandes problemas.

1. Las limitaciones en la oferta de ahorro, tanto del ahorro interno –en paticular el ahorro privado, que en los últimos años ha disminuido sostenidamente- como del ahorro disponible en la economía internacional.

2. Las limitaciones que mostraron los nuevos intermediarios luego de la privatización bancaria, para realizar adecuadamente las tareas de aumentar de manera significativa la captación de fondos y de su asignación eficiente para financiar el consumo y la inversión, particularmente de la pequeña y mediana empresas.

3. El tercer problema se gestó a raíz de la nueva relación que México estableció con los financieros internacionales desde el principio de los años noventa. La oferta de capitales internacionales de corto plazo produjo un impacto adverso sobre los mercados financieros locales, tanto por su volatilidad y gran volumen como por las bajas tasas de interés que se pagaban por ellos en el exterior y las más elevadas que debieron pagarse en el país para atraer hacia el mercado local a dichos capitales. El presente libro analiza estos tres órdenes de problemas; su propósito consiste en obtener un diagnóstico bien organizado de los mismos que contribuya al diseño de soluciones para potenciar la participación de las actividades financieras en el crecimiento económico y el bienestar de la población.