Mexico and the World
Vol. 15, No 1 (Winter 2010)
http://www.profmex.org/mexicoandtheworld/volume15/1winter2010/Las_Andanzas_de_Lula.html

 

Las Andanzas de Lula:
 El Camino de Brasil hacia un Asiento Permanente para “América Latina”
en la ONU

 Por

Eugenio O. Valenciano
(PROFMEX BUENOS AIRES)

Es una antigua aspiración de la diplomacia de Brasil obtener un asiento permanente en el Congreso de Seguridad de las Naciones Unidas, luego de haber buscado robustecer su presencia y poder político internacional a través de la creación de organizaciones regionales como la Comunidad Sudamericana de Naciones, el UNASUR y recientemente la iniciativa de una Comunidad de Naciones anunciada en Playa del Carmen en México.
Estas organizaciones regionales se tornarán más fuertes mientras que los EEUU no prioriza a América Latina en su agenda y espera el compromiso expresado por Obama en la cumbre de las Américas de Trinidad y Tobago. Como señala Srgjan Kerim podrán amortiguar los efectos negativos de la globalización.

          Las dimensiones económicas del Brasil y su importante crecimiento de los últimos años lo colocan como un importante aspirante entre el grupo de países emergentes para ocupar un cargo en el más importante órgano político de la comunidad internacional. Sin perder el anterior objetivo Brasil estaría considerando candidatear a su actual Presidente para la Secretaria General de la ONU en el 2011. La tradición vista en las Naciones Unidas es que los Secretarios Generales cumplan dos períodos y el actual, Ban Ki-Moon, no ha renunciado a la posibilidad de ser reelegido; si así fuera es posible que la región de países asiáticos pidiera cubrir un segundo período con un hombre de la región.

          El actual Presidente del Brasil Luis Ignacio Lula da Silva, se encuentra  a poco tiempo de finalizar su segundo mandato presidencial; su gobierno impulsó la producción y la inserción del país en el mercado globalizado y también los programas sociales y educativos. El Brasil creció en los últimos años dentro de los patrones de la economía capitalista lo que parece llamativo si se tiene en cuenta  la historia de Lula como luchador gremial de la izquierda política, perdedor de varias elecciones presidenciales, impulsor de la antiglobalización y  la vez crítico y aliado estratégico de los Estados Unidos. Lula se libera de compromisos dialécticos inserta a su país en el cambio tecnológico y en la globalización, procurando atenuar las desigualdades y tensiones que este fenómeno combina.

          Sin embargo las brechas de desigualdad de Brasil se acentuado en los últimos años y “emergió” una clase media de significativa importancia. Los programas sociales gubernamentales no  han podido corregir la tremenda pobreza estructural de vastas  “regiones” de ese país. Como en todo proceso económico y de distribución de la renta ha habido ganadores y perdedores y una concentración de la riqueza que ha aumentado la brecha de ingresos. Brasil crece por la fuerza de sus recursos, su empresariado emprendedor y por una arraigada convicción popular que define al Brasil como un país grande y poderoso en el mundo. Esta es una fuerza vital en el crecimiento del Brasil.

          Su gobierno ha cancelado la deuda con el FMI y ha hecho aportes adicionales de capital; su BNDES se esta convirtiendo en un organismo de financiamiento para ciertas obras y países de América del Sur. Brasil ha logrado todo lo que “The Economist” señala como indicadores del “take off”: crecimiento e inversión sin inflación y en democracia.

El discurso de Lula, cargado por momentos de consignas progresistas y antiimperialistas, va por un carril y por otro, un país económico pujante y moderno.

          El discurso de Lula apacigua internamente a su “raíz ideológica” el Partido de los Trabajadores (PT), decididamente antiestadounidense, actuado como un crítico de sus políticas si bien la política de su gobierno  satisface a Wall Street propenso a exhibir al Brasil como un modelo exitoso hacia el resto del mundo.

          En la inmediatez del fin de su mandato el mundo reconoce en Lula un líder internacional carismático y exitoso, sin embrago los sucesos de la política externa de Lula son indiferentes para el general de la población; solo funcionarios, ex diplomáticos y académicos se ocupan de esto pero considerándolo funcional al propósito instrumentado por Itamaraty de sentar al Brasil en la ONU o el Consejo de Seguridad, junto a China e India en club de las potencias mundiales emergentes.

          Las intervenciones de Lula en el caso Zelaya en Honduras no pueden ser considerados precisamente en éxito de su política exterior. En la crisis de Honduras y el éxito esperado de la intervención y sobre actuación de la diplomacia brasileña y del propio Lula, dando extenso refugio a Zelaya en la Embajada del Brasil en Tegucigalpa no tuvo resultados; sólo la gestión de Thomas Shannon pese a la maltrecha política de los Estados Unidos en la región trajo una amarga solución para algunos gobiernos latinoamericanos que prontamente abandonaron el tema cuando la injerencia de Chávez, la viabilidad de reclamos de Zelaya y el fracaso de la acción del Brasil eran resultados esperados.

          Anteriormente Brasil con su herramienta geopolítica el UNASUR trato de torcer con la decisión de Colombia de destacar efectivos y material logístico estadounidense en ese país. El Presidente Uribe acompañado, sea dicho, por pocos países de la región rechazo personalmente el “apriete” motorizado por Chávez y secundado por los países del bolivariano. La UNASUR sólo sirvió en esa oportunidad como un auditorio de poco realistas discursos. El tema perdió estado mediático y Colombia continuó con su acuerdo de bases militares. Una sensación de dudosa utilidad y de obligado enrolamiento en causas no compartidas generó en varios países dudas sobre la utilidad de esa creación institucional. La actual propuesta de designar al ex presidente de Argentina Néstor Kirschner suena con un adiós a un UNASUR creíble

          La encendida prédica de Lula en la Cumbre del Grupo Río al tratarse el conflicto Argentina-Gran Bretaña sobre instalación de una plataforma petrolera en el mar de Malvinas cuya soberanía Argentina sorpresivamente reclama generó una declaración de fuerte contenido. Días después la Presidenta de Argentina pidió a la Secretaria de Estado de los EEUU su intervención para mediar en el conflicto. Una gestión que mereció un inmediato rechazo británico. El pedido de mediación está precedido de “una etapa de ruido” en las relaciones con los EEUU  bilaterales que hacían increíble el pedido de mediación.

          La visita de Lula a la isla de los hermanos Castro fue otro “clásico Latinoamericano”; el líder de los derechos humanos abrazó cariñosamente a Fidel y Raúl Castro que durante años han violado trágicamente los derechos humanos de los cubanos. Según informa la Human Right Watch Brasil, con su voto ha protegido a países con penosos antecedentes en derechos humanos como Corea del Norte, la República Democrática del cargo y S M Lanka y a Venezuela en el MERCOSUR desconociendo el lapidario informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que acusa el gobierno de aquel país “de atentar contra la democracia y los derechos humanos”.

          Lula ha reclamado por el cese del bloqueo a Cuba y en particular al Presidente Obama, sin embargo al igual que veces anteriores, se negó a recibir a los disidentes con excusas de protocolo; durante su estancia en Cuba falleció el albañil/opositor Orlando Zapata Tamargo tras 88 días de huelga de hambre. Progresistas y no progresistas podrán suponer  que ante los negocios con Cuba poco o nada le importo la muerte del albañil encarcelado por disidente. Las declaraciones de Lula al respecto fueron al menos sorprendentes: las huelgas de hambre no deben usarse como “pretextos” para defender los derechos humanos. Acaso cinismo?

          Solo el electo presidente, Sebastián Piñera de Chile reclamó en México por la trágica muerte en el marco de la fuerte condena de los EEUU y de la UE. Ni el UNASUR ni el Grupo de Río encontraron razón para condenar al régimen cubano, Silencios hipócritas! Dice Mario Vargas Llosa en un articulo publicado en El País de España; “los objetivos geopolíticos del Brasil están para Lula por encima de pequeñeces como que Cuba sea con Corea del Norte una de las dictaduras donde se cometen las principales atropellos a los derechos humanos y donde hay más presos políticos”. La construcción del Puerto de Mariel y las refinerías de Petrobras son razones gigantes frente a la nimiedad de reclamos de libertad; que chasco para los defensores de los derechos humanos y que buen mensaje para los gobiernos “progresistas” que por ideología o interés económico podrían votar por la silla de Brasil en la ONU o en el Consejo de Seguridad. Al poco tiempo la “muerte de Zabala va perdiendo actualidad”.

          Más allá de las anteriores intervenciones Lula en política exterior acaba de introducir al Brasil en un peligroso coqueteo con Irán recibiendo a Mahmoud Ambadinejad, y confirmado su plan de visitar Terhan en mayo próximo, y firmado ocho tratados de cooperación; dando así un fuerte respaldo al gobierno iraní.

          Como un resultado no esperado de la segunda invasión de los EEUU y sus aliados, Irán se ha transformado en una potencia regional, con la pretensión de convertirse en una potencia nuclear y para esto necesita ganar estatura y aliados internacionales que le permitan resistir la oposición de los EEUU y de Europa a sus planes nucleares. América Latina de ha convertido en una playa de desembarco para Irán; que tiene en Chávez un primer aliado cuya influencia se ha extendido al área de países “bolivarianos”. En los últimos años el comercio latinoamericano con Irán se ha triplicado; se han abierto nuevas Embajadas y sucursales de bancos iraníes se han radicado en Venezuela como  muestras de la estrategia iraní de reunir aliados en la región.

          A fines del 2009 el Vicepresidente José Alencar defendió  el derecho brasileño de entrar en el club nuclear pese a la propia constitución y el tratado de No Proliferación Nuclear, que lo prohíben.  

          La visita del presidente iraní al Brasil en febrero último en plena presión política del Consejo de Seguridad sobre Irán y sus declaraciones reconociendo el derecho de Irán a un desarrollo nuclear con fines pacíficos, y oponiéndose a sanciones que deberán ser reemplazadas por el “diálogo”, en el momento que las potencias accidentales promueven una cuarta resolución de sanciones. El vocero de Departamento de Estado de los EEUU P. J. Crowly reclamó actos responsables el Gobierno Brasileño y como anticipo del mensaje que llevo H. Clinton en su visita al Brasil. Se agrega así una actividad provocativa y eventualmente negativa para su aceptación en el Consejo de Seguridad. Es posible también que la diplomacia brasileña asigne un incierto futuro al Tratado de No Proliferación Nuclear.

          Los elogiados periplos de Lula pueden que lo inciten a la más difícil prueba de cuantas intentara, mediar en el conflicto de Medio Oriente que ha llevado al fracaso a experimentados negociadores. Esta intervención sería una prueba de fuego para el Presidente brasileño.

          Este anterior relato de la acción internacional de Lula se desenvuelve entre la notoria dualidad entre su discurso sobre política externa y las contradicciones que surgen con lo que aplica fronteras adentro.

El indiscutido éxito económico del Brasil y el reconocimiento internacional como estadista de Lula han acelerado la decisión del gobierno brasileño de ocupar el ansiado asiento entre las potencias que componen el Consejo de Seguridad y la Secretaria General de las Naciones Unidas teniendo a Lula como su candidato. Críticos como el Emb. Rubens Ricupero no vacila en tildar la política externa del Brasil como arrogante y falta de medida.
En el entrevero de elogios, críticas y silencios, suena muy fuerte. Mario Vargas Llosa cuando escribe en el País de España “que Lula es un típico mandatario Latinoamericano: practican la democracia en el seno de sus propios países y en el exterior no tienen reparo en cotejar dictadores como Castro o Chávez  para obtener las credenciales de progresistas que lo protegen de violar los decretos humanos”.

“The Economist” en su edición de agosto de 2009 editorializaba “Brasil está hoy en todas las listas de la media docena de los lugares que importan en el siglo XXI y no hay cuestión internacional que sea completa sin Lula quien hace amigos en todos lados”

En tono más objetivo: con buena dosis de hipocresía Lula instrumenta una política de estado del Brasil para lograr asumir el poder de representación de América Latina que reduzca o excluya la influencia de los EEUU en la región. Para poder edificar esta estructura de poder Lula concede y elogia disimulando violaciones de reglas morales y éticas.

Acaso es este el realismo político del Brasil para ser potencia mundial?

EOV 30/03/10

Copyright © 2010 PROFMEX. All rights reserved